Narrativas del yo cesativo

Narrativas del yo cesativo

En la noche no duermo. La muerte me desvela.
Viene como el aroma. A pique estará de una ribera.
Adorno imaginario será de mis persianas.
Sin embargo ahí está como brisita fría.
Bajo mi sábana su resuello origina.

Entra a mi almohada. Juega,
salta la cuica en la cama.
Me pega muslos friolentos. Bien que diría:
No existe. Pero, al final, con leve voz, la escucho:
¡Yo soy la Muerte, Carlos, natura rerum!
5-13-1989

Invitación

Este es su mensaje químico. Conclusivo.
Con ese olor se insinuará la hembra.
Una Dama es. Evocada como Madre de la Madre,
Madre-Tierra, materia prima, oscura y vil
para quien no le ama y desprecia
los dones de sus cinco sentidos.


Ven a mi hiperespacio por tan sólo una noche.
Me mostrará la rosa de su mano, un cubo,
un sendero, la escalera, los dos mercurios,
el último obstáculo y la Nada.
Quiero enseñarte sobre el gran arte
del morir, me dijo Ella, mi Loba.
5-13-1989

Ella no es

No. Ella no es madrejón ni seco río.
Ni habita siempre en el hiperespacio
más allá de las tres dimensiones conocidas.

Le gusta la superficie toroidal de mis ejes
y unce las toroides de mis planos
y a mis cabrillas las vuelve torbellinos.

¡Ay, Bicha de Balazote! me has despertado
y en el rescoldo de mi angustia te apareces
y escardas de mí lo bueno y quemas
de mí lo malo. Con tu piel me coses
un velario. Con tu memoria me compartes
la narrativa propia de mi yo y el Olvido.
5-8-1989

Mensaje

Y me dijo: ¡Regístralo! ¡Enano!
Dílo al fondo de los alveos.
Flúyelo con tu palabra cantarina...
¡A nadie ya gusta que les hable!

Soy la Dama Maldita, el aquelarre
de los viejos nitritos, lo volátil,
la sublimación expresada en paloma
que irrumpe del humo del dragón
y se desciende como águila
sobre rocas de sal y amianto.
5-9-1989

El dragón

La sangre de la que se nutre el dragón es el espíritu
universal de las cosas: Marie Madelaine Davy

Y aquel Dragón verde amaneció sobre mis ojos;
me comió poco a poco la nariz, mis labios,
me dejó una nuez por garganta, su dulce imperio
de alas por brazos; sólo me dijo: Sígueme.

¿Y qué querra de mí?...
el Yo cesativo, razón interior que en el corazón
tiene la bestia que es llamada el hombre;
un animal es, aún no acabado, aún segundón
para llamarse Libre, dueño de los ámbitos orientativos
que competen a los dioses; el yo sicológico
es resuello de luz del grupo fosfatado;
«pero yo doy más, Yo La Muerte, aún a los galfarros,
ociosos de la obra, Opus Magnus
de la vida y la muerte doy el TODO».
5-6-1989

La baya

Y para no dejarme en la estacada a oscuras
con buitres del lamento, me escondió
como si la Eva mitocondrial ya me supiera
su perfectible fruto, baya caída / o más bien,
arrancada de sus manzanares.
¡Vaya que roban a las Erides!

En el bolsillo de su plumaje quepo
(y no digo que voy, me llevan)...
pero también lo he querido.
Me llevan, ceso en lo precario, pero soy valioso,
me llevan como primer ser creado
de su ADN imponderable, molecular, visible,
en la esquina de este mundo
al que se dio su nombre, Madre-Tierra,
Tierra Mía, Dama mía que me llevas,
bicha mía que comes los ojos...

Supe muchos de sus apellidos y nexos
con las siete hijas de Eva, vientre son
(en que han nacido varones)
con mitologías heroicas y custodios, sabios
de todos los lenguajes, geografías y colores,
casi todos temidos, quemados en hogueras.

Ahora, sin ojos veo más que el vidente;
acuérdate de los Ciegos Divinos, oyendo su corazón
ya me parece que escucho lo que está
más allá de la molécula, la divina palabra del Vacío.

No es que me hable sobre 16,569 pares de bases,
círculos de longitud y proteínas. Estoy dentro
de las hélices mismas de la Vida
tan pequeño como los fotones.
4-15-1989

Transformación

«Y mensajeros hay como yo y como ella,
tu Divina materia, en irrestrictas formas,
y podemos ser gigantes como las nebulosas
o minúsculos como un grano de mostaza,
o la chispa en la sinapsis de redes neuronales...
... y puedo ser la que suba a tu cama,
presencia de carne y hueso que deja
que la asaltes, que ebullicione de amor
tu instinto en la caldera,
o puedo ser la que te arranque de los huesos
y se vaya contigo a espesuras etéreas,
al ego cesativo que te llamó a los sueños».
5-5-1989

Solidaridad

Aún más, ya han conocido mi nombre
de igual modo doy los suyos.
Y no es sólo hoy, todo verano
Ella vendrá con lluvia, lamerá mis párpados.
Me comerá los ojos. Vendrá
y estaré en duermevela
y yo, Carlos pupa, invocador de lo Eterno,
volaré a los silencios de la polimerasas;
entraré a entramados de fosforilización oxidativa.

Dondequiera que sea que me lleve, iré con gusto.
Insistí muchos años en quererlo, en comer esta
nostalgia. Iré con gusto a ver los ángeles de mi niñez
porque si bien ya no viven, con nosotros,
algunas veces regresan. ¿no es cierto, Doña Fita?
5-3-1989

Estado gestatorio

Te contaré que muy pocas veces es feliz el mundo;
pero, con geografías generosas,
yo fui madre querida, rueda de timón
y Sirena y pez, con rumbo, alegría.

El mundo es un dolor de parto,
permanente estado gestatorio,
incesante sucesión de formas nuevas,
molicie atroz de lo caduco... mas canta,
poeta, mis creaciones, no pierdas la memoria
de que yo también sufro y canto,
y estoy muerta por tí de amores.

Deseo que tú perdures
y me cantes.

A María Songo

Quiero que afirmes al mundo y lo quieras.
El mundo es una campesina de pies ligeros
(una campesina muy hermosa)
y, si le das un tambor, no es perezosa.
Bailará ante tu flauta y serpiente
(endurecidas) la melodía más dulce:
Libertas a fundamento.

Elige que harás con María Songo, flor y pepa
del ritmo, cadera que armoniza con los otros
(cuídala del exterminio) porque a mí
me extermina quien extermina al prójimo.
Y yo, tan pajarona, distraída por amor a los gozosos,
no les muestro al rival ni mi otra cara,
la Guadaña homicida.
5-18-1989

Causalidad

Quienes no autotrascienden el ser que los limita,
desorganizadas hallarán sus relaciones afectivas
y preguntarán por qué es así, y les diré:

¡Golfarros, no buscaron el Ser Real
ni la fuente bendita de La mujer en el fango,
no bendijeron la Loba, la Zorra, la Sabia Muerte!


¡Se rieron del mundo físico y sus causalidades,
se rieron de la necesidad del necesitado,
se rieron de la pepa que está dentro del fruto!
5-22-1989

Metamorfosis

Tú... ama mi fango, hijo mío,
que yo de lo turbio forjo La fuente de aguas
cristalinas; la Muerte es filtro.
Del fango es alimento.

Tú, medita en mis huesos, siémbralos en nombre
de la Güenda; yo, los haré como semillas
que se pudran y florezcan y sean un vestigio al fin
de lo nuevo en tus ojos y en tus pasos.

Es mi palabra: lo que te doy no se vencerá
ni en la estacada de nuevos abandonos.
5-13-1989

La inesencia

Tampoco encontramos nunca lo inicial en el volverse
historiográfico hacia el pasado, sino en el pensar
rememorante que piensa a su vez en el ser que esencia
(das Gewesende): Martin Heidegger

Piénsalo.
Ahora que te preocupa el recuerdo
(sin que pienses en lo ya-sido esenciante,
lo importante, destinada verdad del ser),
te doy este consejo: si vives en el imperio
de la inesencia, entre entidades maquinales,
abandonado a la tribu de creencias,
presupuestos teologales, encubiertos de tradición
de codicia, crimen y sofismas, te malvives; el lenguaje
será la perpetuación de metafísicas,
el recuerdo, su fantasma abstracto,
signo de bestialidades; el gozo fascista
del poder engrama y legitima
sus dizque aportes a la historia,
realpolitik de acción hipócrita
y agresión incondicionada,
de tu humanidad.
5-19-1989

La presencia adversa

Llámalos desde hoy como yo les llamo:
matricidas, hijos de la venganza,
seres no fraternos, demonios del aire.

Nómbralos, sin piedad, pero no seas
como ellos porque el malagradecido
se aparta de sus bendiciones.

Al Dr. Miguel R. Cancio

... el más destacado médico forense de su época:
Miguel R. Cancio Vendrell (1860-1941),
enterrado en el Cementerio Viejo del Pepino

He visto una lápida ya arropada de yerbajos.
Encima, una flor marchita y su nombre, Don Miguel.
En mi oído una voz que zumba como otras veces,
con el susurro de quien lo admira,
la Muerte, la que no es acosona como dicen
sus rivales, que no saben morir,
pero la llevan como adnato, creciendo junto
a Ella que los ama.

Y Ella parece dar gusto
con no apresurarse a su plazo,
como ad calendas graecas.

Mas usted es sabio. Nunca ha sido
indiferente. Usted supo a Ella sus secretos
que se esconden por la vil adiaforia.

Usted sabe cuando Kyron se va del cuerpo
y el hipotálamo se da el lujo de romper las arterias,
tensarlas bestialmente, paralizar el corazón en seco.

Usted toca la piel y dice: Aquí gobierna el frío.
El tálamo es un hipo de reposo, final de violín
con rotas cuerdas. Ha muerto la simbiosis del adnato
y el rojo de la raíz ya no pertenece a ese cuerpo.

Del naranja umbilical que nazca otro; no hay remedio.
Quitaré de sí lo inmediatamente hediente,
pulpa putrecible, filfa de crematorio.

¡Ay, usted, con esa ciencia cirujana,
sí que sabe referirse al verde corazón
y al azul de la garganta y al tercer ojo violeta
de la muerte; usted sí que explica cuando la mirada
queda en blanco y el ser ya no se afana
por otra cosa que en buscar la corona
de la vida merecida, la vida próxima que siempre
aguarda, pero que no dependerá
del hipotálamo que resurrezca
ni de mecanismos biológicos del ancla,
si es que se vive una vez, tan sólo una,
en carne y hueso forjados!

Se muere uno cuando se tiene que morir.
Y uno se muere tal vez porque lo matan.
Y se organiza socialmente el morir
como en el hambre, o la falta de salud
que patrocina el egoísmo colectivo,
la miseria, la opresión, la tristeza.
La pobreza mata más que la Muerte.
La Muerte para el futuro nos sana.
4-3-1982

La alegría incuestionada

El ente es. Su ser contiene la verdad de que es
y el privilegio de lo incuestionado: Martin Heidegger

La narratividad que te doy en torno al Yo que cesa
que sea tu alegría. Doy el ente verdadero,
realmente efectivo, simple, puro
para que sea multiformidad de tu voluntad.

Otros te dan demonios,
espectros en el aire, transmundanerías
para que siga el dolor de los pobres
en manos de los que batallan su dominio planetario.

No. Para hijos, en carne y hueso plantados,
doy la amplitud irrestricta como herencia,
el crecimiento ilimitado como gracia,
libre albedrío, magnus opus, con delicia
y la palabra de pase es: Elije, produce,
porque potencialmente infinito fue, ha sido
y será este misterio mío...

La LIBERTAD es PARA el mutuo gozo,
la producción, la responsabilidad y la vida.

2.

El recuerdo que se interna en la historia puede ser
el único camino transitable hacia lo inicial: Martin Heidegger

El yo que cesa... ¡feliz se va!
Regresa al estanque donde estoy
(o lo espero, presta a quitar de sí
su olor a grajo, su angustia,
lepras mistificadas, contigencias).
Va contento el yo cabrón.

El dolor se los deja a los llorones
y el gozo se lo lleva consigo.
De incertidumbre y ambiguedad,
lo instintivo que se arrastra
por un hecho perdido, lo limpio.

La batalla de no resignarse
(si estuvo siendo la monda de quien lo burla
y lo escarnece) la ceso. La quito.

Alégrese la pajarilla de su alma:
ya no es un yo cesado, censante,
cesativo, sin trabajo, ad perpetuum.

El Yo que tendrás cuando regreses
es un SER-PARA,
ser-para-el mundo,
ser-para la libertad,
ser-para el Gran Sí y para el Gran No,
¡oh, ser dialéctico!

Yo gregario, vinculado al NOSOTROS.
Un yo, con libre albedrío.
El Yo que es enemigo de las trampas
y el azar, ya no es Güica oralizada
en leyendas de necios,
en burla de bastardos.
Su madre existe.

Vanadis

¿Para qué buscar tan lánguidas bellezas
más allá de tu cuerpo querido y de tu corazón dulce?:
Charles Baudelaire

Lo que doy a los cinco sentidos
es demasiado generoso, cada vez es más rico.
Es un yo-casi-glorioso y si lo piden lo doy
y si lo toman por ser poco, lo retiro.

Te diré que soy llamada Vanadis
y mis templos tuve y tendré en los cielos
del Norte y en las cuevas de Vikingos
y de Vanes germánicos; se me invoca
como Freya, la más puta de los Ases.

Y me dijeron maga, curandera, pitonisa
porque soy más sabia que puta,
pero más ardiente y bella que las joyas
de las Valquirias y la Maya.

... Yo soy La Muerte, Carlos,
y dispenso la Luz en el yo cesativo
y con mis besos regenero a varones
de débiles potencias, doy libertad vital
y liderazgo; pongo en los inviernos
del abrazo la erótica y mi alegría se avanza
en otoño, en verano, en primavera.

En un manto mágico de plumas de águila
te guardo, te subo a las nubes más altas,
a predios del hiperespacio.
Te he llevado a mi palacio en Asgard,
donde recibo por Odín las almas de los muertos,
donde amo a los dioses del futuro,
a los enanos que trabajan con mis cinco sentidos.

2.

A la primera entre las Valquirias…

Amo a todos los varones en Odín,
a todas las hembras las compadezco en Od.
Sufro las tristezas de cada ser y mis lloros
son los ríos de la fertilidad, el canto erótico
de ser-en la voluntad inmensa del Desear...

Mis amantes son como tú. Están
llenos de deseos, otros exacerbados.
Todos son táctiles. Les dí peso y dimensión,
así los quiero. Unos oyen y no saben que oyen,
pero son ruidosos, lamentadores, importunos.

Me gustan los amantes que oyen
(me gustas por eso). Cuando hablan
en realidad meditan, Carlos;
o simplemente me invocan
con nostalgia (¡como has hecho tú!)

Me gustan los enanos que fabrican
collares con lo que más me sobra
(el oro de mi llanto); ellos lo transforman
en arte gigantesco, en estética profunda.
Ellos me piden el cuerpo. A caricias
y besos cortan mi llanto. Lo secan.

3.

A Dvalin, Alfrik, Berling y Grer

Voy a las grutas de los orfebres
pequeños. Hoy el arte se produce
con fanfarria y escándalo.
No voy tan a menudo ya,
Nada que me guste encuentro.

Nada. Los joyeros ya se suben
a las cimas de su propio ego.
Los obreros de la voz son
impuros soplapotes y su aliento
son gárgaras. Ya no son melodiosos.

Voy a la gruta, cuando la Tierra
es seca, cesativa y mi lluvia veraniega
hace falta como vagina de creación
y estímulo cuando seco está
el mercado de los soñadores.

... los hábiles son los únicos humildes.
No se aupan en las alteridades
ni en las vanidades de su conocimiento.

Cada sentido es un punto que se hila
en lienzos de mi carne; nada de mí desean
(los hábiles, los generosos, los amigos)
que no sea el aliento de mis besos.

Los enanitos


A Silvio Rodríguez, cantautor cubano

Cuando yo ví la joya / gruta / templo
de los enanos fieles, amé por ellos
la Humanidad entera y ofrecí
mucha gloria, oro en la abundancia
de El Dorado, ciudades de Jauja como perlas,
pero nada quisieron. NADA de ese metal
a cambio de la joya que motivó mi gusto.

Me pidieron sexo, acuéstate conmigo,
enróscame en Tu Noche, juventud eterna,
vejez voluptuosa, hija de Niord. Hoy
que seas del enano con los ojos ardientes.

Mañana del enano que administra el olfato.
Luego serás del orfebre que creó el nuevo oído
y te espera, lector mudo y pequeño
quien conoce tus antiguas feromonas.

¡Ay, esos enanos cargados de deseo!
tienen vivos los sentidos. Saben muy bien
cómo subir a mi púbis, comerse
la señora, la Dama de Frau Freya,
la rosa, el nido, el sendero mutuo
para la libertad del fundamento.

2.

Somos independientes de la esencia del mundo
y dueños de ella: Ignacio Falgueras Salinas

Visito las cuevas de la Humanidad.
Entro lo mismo al palacio de Odín
que a la gruta de enanos.

Amo del zorro que hay en tí, tu voluntad sincera
y tu inteligencia presencializante.

Me gusta tu relacionalidad
(por amar te vences a tí mismo).
No esperas premio... pero, yo
para tus cinco sentidos, me desnudo
y, atrévete, te voy a dar las libertades.
Libérate en mi cuerpo. Quiéreme.

... porque tu sociedad es bipolar y maldiciente,
el agigantado ya no cree que tiene un Ego cesativo.
Me piensa ya su majúa, puta vieja de lloricas,
insignificante madre de la madre,
abuela peluda, desdentada, pordiosera.

Han inventado un almarracho que no tengo.
Tú no hagas caso: ¡Amame!

Los falsos sentidos

Ellos no me conocen. Protejen sus ojos
que para nada digno les sirven.
Ojos que vieron poco no son ojos,
son báculos de ciegos, sus mediocridades.
Si no los usan para bien,
ciegos son para mí, aunque vean externamente
la externalidad de lo hermoso, lo desfigurado,
el horizonte de lo adorable, lo temible.

Oyen en demasía el gemido de sus atrocidades,
el cañón sonoro de sus exterminios; en vano se le dio
la oreja, en vano, se le dio la boca,
el rugido, la señal verbal que empobrece
el tacto y el afecto y las ganas y las oxitocinas.

Maldito sean en la muerte lo que me oyeron
y me dieron la espalda y, en el regreso finito del mundo,
se quedaron con los entes desencializados
y el trámite maquinal de las mentiras
y los distanciamientos.


El cobarde

«¡Es que no te conocen!», dijíste ... pero yo sí.
Los entiendo. Los apoyo hasta que cesa
su tiempo, mi misercordia.

Pues tú, desde hoy, aprende que no bajo
a la Tierra por ellos. Que no subo
al árbol de la vida por seres que no tienen ojos
(ni distinguen los frutos).
No me interesa ni el sordo ni el ciego,
ni el mudo que teniendo voz, calla,
porque el cobarde halaga, habla cuando le conviene,
verbaliza en el habla su contento,
su ventaja, su charlatanería.


Te conozco

Dí, desde hoy, que me conocíste
(¡a La Dama que tienes extasiada!)
con el Yo cesativo, con la joya de oro
de tu canción temprana, hecha de enana carne,
pero de intensos fuegos, pequeño Carlos.

La identificaste. No olvidas
a quien te come los párpados a besos.
No olvidas a la más puta puta
entre las masas dionisíacas de tu canto.

Tú que crees en la Voluntad afirmativa
de lo hermoso (¡yo soy lo hermoso, Carlos).
Tú que crees en los juegos heraclíteos
de lo finito y lo eterno (¡yo soy la plenitud
que ya esperabas!), la muerte que te quita
lo finito y te absorbe y te come los ojos
y se enfanga contigo en plexos de sol y abundancia,
de misterios, ocultos más allá del lenguaje
y las lógicas absolutas y viles certidumbres
de los poderosos, autócratas
de metafísicas de engaño rastrero.


Los asquerosos

Hay hombres / bestias / entes / que yo no quiero ver.
Son los que dejaron de pensarse como egos cesativos.
Me dan asco y no voy a sus camas a entregarles
su futuro sepulcro. A ellos no les cierro los ojos.

Yo no. Otros que sean los que susurren
una mentira para ellos: Están muertos.

No me arropan las colchas de esos cadáveres vivientes.
Me gusta más tu cobija y tu cuerpo desnudo
que me adivina, me acaricia, me sube con manos
tiernas, esplendorosas, pequeñas, al estómago.

¡Tú me has amado, me invocas, me respetas:
tú me llamas hermana, madre, mujer, amante,
materia prima de tus ansias, pulpa femenina
de tus sueños! ¡Cómo me amas, enano,
desde la flor de tus cinco sentidos!
Me siento más bella cuando tú me quieres.

Llámame Deseo / Alegría

Los egos cesativos no son en su propia opinión
entes reales, puros, originariamente dignos.
Sin mí no pueden serlo; yo sí les digo
objetos míos, yo sí les bendigo y les proveo
lo que no cesa, lo que sólo halla su infinitud
en mi belleza y mi verdad, en mi magnificencia.

2 .

Desde hoy me llamarás
Deseo / Alegría / ausencia de tristeza.
Que sean otros los que me digan
Puta Muerte / hechicera / choripanta traicionera.

No tú, Carlos, orfebre de palabras. Cántame
como canta el beso tierno a los labios.
Admira mi boca roja de vanadio.
Abre mis muslos, mira la charca en que nacíste;
sumérjete en mi parto; nazcamos juntos
en el amor de la voluntad de belleza.

Te prestaré la joya de Gersimi.
Te haré nacer en la luz de los mares.
Edén llamaré a tu isla, alcoiris su libertad.
Libre albedrío, tu consciencia.
Tu nuevo Yo, el que no cesa,
lo fundaré en el acto que se llama Armonía.
Bozeman, Montana - Abril 1987

Yo soy la muerte

Ya va a venir el día, pónte el alma.
Ya va a venir el día, pónte el sueño
Ya va a venir el día, pónte el cuerpo.
Ya va a venir el día, dobla el aliento,
triplica tu bondad rencorosa
y da codazos al miedo: César Vallejo

No, no. No, enano mío, hijo de mis fuegos
interiores, pez de mi Obra en los cinco sentidos,
no me llames Deidad ni diosa
ni Autoridad ni super-Ente.

Tú sabes ya, te lo dije, cómo vengo
a la mujer y al hombre. Tú sabes
el dolor ontológico del Parto e investigas
la Gran Obra del misterio del Ser, tú,
heiddegeriano gorgojito de mi gozo,
gusano de Jacob.

No me llames Diosa ni te escondas
en miedos ancestrales.

Tú sabes quién soy:
¡Yo soy la Muerte!

2.

Te puedes levantar
y, a flor de labios, musitar bendiciones,
evitar que la mañana coma pulgas o trague polvo.
Te puedes aromar de optimismo
con tal que puedas reinventar calendarios
y cepillar antipatías y opresiones ajenas
contra tu mismo hirsuto pelo cotidiano.
¡Pero la muerte te mira!

Con el hueso de los muslos.
cadereas la felicidad hecha promesa
como placer de la piel y las piernas;
en fin, hay días para soñar,
perfectos días que no tienen iguales.

Oyes que alaban al sol hasta las ratas pudridas,
lo que no evita, después de todo,
el oculto lado oscuro, donde la bestia muerde,
el sótano donde alguien vive
haciendo miel del cansancio
y meditación de la alegría.

Y cuando bajas o subes
a ese escondido tendedero de muecas y cicatrices,
te mugen hasta las sombras y las ranas del patio.
Te llevan cucarachas y sal a la boca.

Es cuando el día muele su vendaval de decepciones.
Frente a los ojos, te anuncia el Decaer
para que sepas lo sucio, raído, malcortado de tus ropas,
a pesar de ese hueso alegre que te danza
y el zapato social con que ilusionas,
ideológicamente, la satisfacción.
el progreso y la historia de tus credos.
que apuntan, dificultosamente,
hacia la esperanza.
Bozeman, Montana. Abril 1987

El sobreviviente lúcido

Alguien tiene que amar
y llevar esa bandera al territorio
de su sobrevivencia, al clamor
de sus huidizas formas de contacto
más allá de las definiciones.

Aún triste soy tan lúcido sobrevivo,
Asomado a la curiosidad como alimento,
igual que el niño que espera, o el viejo hambriento
que se confió a los juegos de probabilidades
desde una urgencia, o quieta invalidez.
Una limosna grata.

Sencillamente, el amor se sospecha,
sea lo que sea, nazca de besos
tan vitriólica y eróticamente entusiasmados
o nazca de miradas que enriquecen lo que eres,
por sólo aproximar algunas tolerancias
que se olvidaron en lo oscuro
y en el apariencialismo sin sustancia,
sin vigor ni ternura.
Amor es sobrevivir lúcidamente.

2.

Con el desafío de todo cuanto impulsa a muerte,
a cada instante se prueba el hombre.
Todo lo destruye con su obsesión de glorias...
pero la riqueza no termina de hartarlo
porque su lugar es debajo de la tierra,
infernalis locatio.

En la más oculta y recóndita porción
del alma humana, en ese inferus predio,
infernalis locatio, se cocina
la muerte diariamente.
Dentro de nosotros, la naturaleza
se alimenta de ansias, de apetitos oscuros
y todo es una larga noche, una larga noche.
No hay madrugadas por la falta de soles.

El hombre enciende la luz que puede,
su deseo de transparencia.
Y ésto no basta porque todo es
breve, sucio, antiheroico.

3.

Cada mortal se levanta hambriento
como si comiera sales del sequedal,
gusanos que son externas huellas.
Incapaz de morder las duras rocas
por la blanda bestia, coces da al aguijón.

Se la pasa soñando con pasiones y riquezas,
con cambios y transformaciones,
con luchas, con anhelos,
pero así como sueña y construye, olvida
y da pasos atrás y cae y muere...

La impermanencia está en sus ojos
y hiede tras la máscara del humus
y se lo come la inercia como volcán
de gorgojos y avisperos de cuitas.

Y entonces... viene la primiginia manera
de matarse y, al hacerlo, más olvido,
y por lo que olvida, sufre el hombre
y el ímpetu de sangre
(que en él es su riqueza)
se agita y no se lo perdona
y no se reconcilia con la vida
que yace en las moléculas.

Y es por ello que el hartazgo de la muerte
es el drama más sincero con que despertamos.
Es trago de vino mañanero:
y la patria no es una razón de morir
(ninguna guerra tan heroica
que no sea más de lo mismo).
Nos medimos por el polvo y el olvido
y nos vivifica y lame la muerte
como a perros precarios y pulgosos.

La batalla nos sangra las manos y el odio
es la cadena, nuestra cola de crímenes históricos.
El oro y la fama no son razones para morir
sin esta jerarquía perdida entre los dioses.
Cocinar fantasías es sólo aproximación,
no memoria del fuego perpetuo,
pero si dejamos de soñar
también se deja de vivir.

Y ninguna venganza, orgullo, jerarquía
desoculta lo que es tan deseado,
lo que habríamos perdido, sin buscarlo.
La muerte sigue siendo nuestra sombra
y sobre ella, sin gusto, cohabitamos.
17-3-1990

Esto me dijo la muerte

Nunca nos libraremos de los ciclos de muerte y renacimiento
hasta que lleguemos a conocer esta Energía que está detrás
de toda apariencia, todo ciclo y toda etapa de crecimiento.
Cuando conocemos al Unico, la base de nuestro verdadero ser,
empezamos a identificarnos con nuestra naturaleza eterna,
en lugar de hacerlo con las etapas por las que estamos pasando
en un determinado momento en cualquier vida en particular:
Betty Bethards

Esto me dijo la Muerte, esa linda, erótica porción
de ser que sube a la cama y ciega mis ojos
cuando más se habituaron a apariencias,
a estructuras, a fórmulas de ver, con aprehensión,
al percibir externo de las lógicas formales.

Esto me dijo: las muertes que te duelen
son homicidios sociales, vulgares matazones,
nociones de asesinato. Me has estado confundiendo
con violencia, con agresiones que mi Ser no comete,
que tú no accederías porque tu Ser es infinito.


Hay otro Yo que no cesa, el Unico divino.
Es Tu porción de espíritu y desata al Yo que canta,
al Yo que no es promesa ni accidente, conoce
todas las cosas; tu Yo es tan noble como el fuego,
protector como la tierra en la que soy tu tacto,
tu oído y voz, tu hembra, tu útero, la Semilla,
fluído amiótico y tu barca. Tu cuerpo.

Esto me dijo la Muerte que se ha comunicado
porque viene conmigo. Suave como unos muslos,
tiernos como pezones que se pegan al pecho:
No me asesines. No me separes. No me lamentes
en el plexo de Tu vida, en el otero abierto...
Soy tierna piel, mitad de tu embeloso,
mitad de tu alegría en lo manifestado.
Renazco y te renazco, amado mío.


No me dejes ir con ritmo pauso y calma chicha.
Ni te asustes porque mi la velocidad es inmensa.
Es tu infinito. Mi caos es verdadero amor
y brisa en tu almohada y vendaval que ni imaginas
cuando desata su viento, su lluvia, su tempestad
en la Montaña tras el Valle, en las palmeras
de tu isla, en las navas de tus cauces
externos o interiores. Imagina, imagina,
nuestro Infinito, amado mío.

Las ursulinas

A Catherine de Alejandría, Patrona de los Filósofos,
cuyo intelecto brillante y su elocuencia ante filósofos paganos
le valió la pena de tortura y decapitación. Año 307.

Una vez y no se repetirá si no en la bruma,
en hologramas sobrantes, en cascarones rotos
que alguna vez tú, judío, gusano de Jacob,
llamaste tikkum, tú, ombligo de Nadis,
ida y pingalá de las tantralerías, hoy
que te desprendes del cordón de plata,
vén a ver dónde y cuándo ha existido
el alma colectiva… la memoria, el dolor,
el yo que cesa, tu alma
y nuestras almas, complicadas…

Sí, este recuerdo lo olvidaste.
Y duele y regresa y se repone y clama.
Oigo el alma tuya muchas veces y esa sed de espíritu
que tienes (te conturba) y ese dolor en común que no cesa…

¡Ay, desnúdate del traje terrestre! Ven sin harapos
porque en Egipto sobran. Evade esa pobreza tan mezquina.
Házte fuerte en el alma, tu yo triste, para que escuches
ésto que vivíste y lo olvidas. Despréndete
del vínculo orgánico en la cama
y no vuelvas al sueño muy temprano…
¡el oscuro sueño de la Nada!

Permite que te coma los ojos, hoy por lo menos.
Ciérralos al tacto de mis besos
antes que venga tu novia oscura…
Amános a todas.
Te haré ver las ursulinas
y llegaremos en la noche
y te comeremos el corazón que se pudre
y la carne que se aja. Se envejece.
Y te chuparemos con lengua viva,
virus lunare, y te sacaremos del vapor
del multum in parvo,
de lo mucho que estorba con las palabras.

Las salamandras

Hoy vas a sentir la piel caliente. Somos las salamandras
y el fuego purifica el buen metal. Tu espíritu es
lo mejor que heredaste, lustre de diamante
y de primeras aguas. No necesitas sutilezas bizantinas
ni este color y lujo del Oriente. Basta que te diga:
El espíritu observa y sabe más que el alma.

Esta enseñanza doy a tí, el odiador más pequeño
de los ídolos, el más asqueado de la diversión pagana
que no recuerda el sufrimiento. Ni al pasado enmienda.

Con el gozo hedonista de los poderosos,
otros se atan a la noria como la burra al trigo.
Todos. Menos tú.

La estampa

¿Supíste sobre la niña de Alejandría, quemada
por ser noble y creyente del amor del Espíritu?
Apolonia de Egipto, ¿qué tal Cintia y cómo ataron su pie
al caballo más arisco y bruto y la revolcaron
por las calles, siendo niña?

¿Te habló Doña Dolores, devota de Santa Eulalia,
cuando siendo su edad catorce años, a ella torturó
la Barcelona dioclesiana? ¿Tuvo para tí algún sentido
sus estampas católicas, sus almanaques de santos
y vírgenes y ángeles armados y templarios?

Santa Ursulina

Ursula mostró el alma en Colonia, otras en Merici,
y lloró las vírgenes de su compañía, ultrajadas
por el poder y el vicio del Establecimiento Masculino.

¿Querías saberlo, no? Hay, en verdad,
innumerables vírgenes voluntarias. Son memorias
de místicas, brujas del Medioevo, iluminadas,
doctas de la Iglesia, milagreras, angelicadas,
santas de almanaque y de poder y de gracia...
pues, existen.... y son almas, almas poderosas
y antiguas y, quienes en ellas creen,
tiemblan o cantan. Son divinas.

Lo mismo existió el alma de la historia,
que ya es mero y fantasmal residio
de iconografía del Estado teocrático,
demasiado adorno para las discusiones baldías.
Mucha crema para tortas placeras y baratas
y la frívola y sutil reverberancia de Bizancio.

¿Querías saberlo, no?
Existió el alma que hizo mis ojos dos capangos
y mis vestiduras un capuz, permanente luto,
alma románico-medieval, mal alma, hijo mío,
y quitó de mi semblante lo expresivo
y dio sólo un realismo enfermo y esquilmado,
el adorno que pudo dentro para dogmas y concilios.

Aparición de una torturada

Vuela hacia aquel candelero bizarrón, házte
a mayor luz y mírame en la esquina del carrancón,
pues allí subí a la muerte. No obstante, me dudas.
Y preguntas: «¿Qué muerte?»

¿Qué muerte? si la muerte no existe...
Allí estuve ante cincuenta filósofos paganos
antes que El Innominable me llevara al Sinaí.
¿Víste al lado carrancón mi rueda de tortura?

Giré como ruleta, amarrada a los rayos.
Me maldijeron enemigos. Rompieron mis vestidos.
Finalmente, en prisión, intentaron mi ultraje;
pero soy fuerte, como la fe de lo Absoluto
y puse mi cabeza en el asador y sí, tras un milagro,
yo fui decapitada. A los 18 años de vivir,
tan fervorosa, subí a los cielos. Ví lo infinito.

En cambio, ¿qué alegas cuando dudas?
¿Qué mujer vive así en tu mundo,
en hic-et-nunc, donde tú moras, aquí y ahora,
quién desde adolescente se enorgullece de su dios
y vence la Rueda del Samsara? ¿Quién?

No tú, no tú, amado Carlos.
Todo lo olvidas si no vengo a comerte los ojos.

Los nihilistas

El nihilismo está aquí. Nunca toqué a sus puertas.
Ellos sí. Con miserables disimulos, pidieron
que llorase por aquellos extraviados
de alas rotas y evangelio vacío, desmemoriados
que cayeron a tierra (sin el mínimo del ser soteriológico).

Caídos o arrojados, quedaron maltrechos
y burlados sus caballos y el auriga
por la senda del kairós, tiempo oportuno.

Y poco a poco se mecieron en olvido,
en pasado destituidor-destituyente
y descreyeron todo hasta el buen caballo.
Hasta ser los muy publicitados por su deterioro
y su propio hedonismo, su circo egoico,
su voluntario escarnio. Con gozo discontínuo
se recompensa al fracasado y al cínico.

A ninguno prometí paraísos. Sólo tiempo,
el mejor de los tiempos, Kairós. Más allá
de los huesos pelados y la cal de las tumbas,
sólo invité a vivir, vivan, vivan y regresen
con una meta objetiva, les dije.

Vuelvan al mundo con cauteloso olvido
de lo-sido, pero sin saldo inmundo.

2.

El nihilismo está aquí, exactamente
entre Marx y Rockefeller. En lema declarado
Novus Ordo Seclorum, en continuum
donde el fundamentalismo prohija sus ladrones
bajo abrigos de coseidad y sabandijas salen
de los escondites a sumarse al simposium.

Maldicen a Darwin, a Marx, a Freud,
mas no son órfico-platónicos. No creen
en nadie siendo los Nadie mismos y su Don.
Credulachos, sólo son como alacranes.

No conocen el reino del Ser. No agradecen
la Madre que los nutre. Se amarran los ovarios
en el alma. De depilan los chochos
en reinos de calvice, pero… ¡qué
discursos universalizantes! son los suyos:
sostén y encumbramiento del dominio de los otros
y el lobo cada vez más lobo para el hombre.

Los nihilistas dijeron que en medio del combate
del capital y la cultura serán cuasi felices.
Bajo la espesura de reinos de escatalogía
y aventolados por el luto crecerá su germen,
creación de lo infecto,
caos de las nociones
de universalidad.

Entre etnias tendrán sus seguidores.
Polarizarán los disensos.
Ocultarán las reconsideraciones.
Matarán la historia antes de ser
ellos mismos los cadáveres.
Escupirán las sendas perdidas, las alternativas,
las raíces, las normativas despreciadas
del historiarse-humano.
Crecen como la Nada-Nadie.

3.

Samuel Huntington pidió que se instiguen
los choques de civilizaciones. La nueva ultraderecha,
docta, fideísta, criminal, mataría con lluvia ácida,
a falta del láser de Luke Skywalkwer. Crearán
las celdas clandestinas, los Guantánamos,
lcampos de tortura, espionajes domésticos.

George W. Bush, Jr. y sus fariseos rezan a fin de mentir
y arrojar bombas, chantajear, amenzar y acallantar naciones.
A todo lo llamarán World Security, seguridad interna.

Con el placer demacrado, el dolor viene,
mamparándose en todos los disgustos. Torcida
la noción de Unidad imposible, en obsesión
ante la vil impermanencia y el Shunyata, la subjetividad
ya es mercancía. O debe serlo y como tal se determina
y niega ante las culturalidades funcionales
y la coronilla sagrada y la Flor de Loto de mil pétalos.

Ahora claman que el mundo aquí, el único
que es nuestro con sus balsas menores de hiyanas,
es una talega de inmundos alacranes
y una vida nocturna de empresarios
en sociedades permisivas del chantaje.

4.

Inventaron los antros en complicidad
con lombardos y usureros, esa mousiké
de arañas negras con ponzoñas
que matan al hombre-niño, al niño-viejo
y al proyecto: el Nuevo Hombre.

Alacranes de color céreo, amarillento,
a las hijas de Havvah se acercaron y pidieron
acceso a la Balsa Menor, a nuevos cuerpos,
a sendas que son de musas viajeras de la Dukka
y que úteros llevan adentro, ¡ay! las hijas de Havvah,
robadas como las Sabinas por alacranes
que saben sabotearlas y que las devalúan
una vez que les niegan su alimento.

¡Cómo maldicen al sol, ahuecan las pinzas
(porque no tienen alas) y se van a lo oscuro!
Desde ahí, por guerra viven, las vigilan
y una vez que juegan a las barajas, se lanzan
a las penumbras, se sumergen bajo las faldas,
rompen el hueso de la luz, el hueso sacro
con que los pastores del Ser hacen sus flautas
y ofrecen un canto conmovido y femenino.
8-5-1998

Los alacranes

Los alacranes (ellos y ninguno otro)
neutralizan a los enérgicos, a los resentidos;
legalizan las irreverencias, tocan la flauta,
a cambio de que nada se tenga
como Mallum prohibitum, manzana de discordia,
tabú, fruto prohibido. ¡Ay! las hijas de Havvah
son para la noche del stop-club. Son para mascarlas
en el centro vientre, romper sus hímenes y despojar
las pensiones de los Woopies
con estos simulacros de misericordia y amor
(lujuria y sexo). Son para venderlas, esclavizarlas
¡ay! en el antro-mundo.

El alacrán (ellos y ninguno otro)
clavan el aguijón, pican con el lema:
«Todo está entre nosotros maldito».

2.

Como los instruyeron con el viejo lema
(que los hígados son el cimiento del amor
que es divino), muchos trabajan. Otros no.
¡Los parásitos! Son los agitadores y demagogos
al acecho. Venderán la resurrección de las arpías.

«Trabajad», les piden, «hasta que sangren sus manos,
aún en la noche, no descansen. Trabajad».
La espina atravesada que es su única luz
(la indestructible dignidad del hueso sacro)
la administra el oligarca, dueño del Carro de Febo
y el Orden Apolíneo. «Trabajad para las herrerías
de Marte, trabajad que en la calle de mercaderes italianos,
seréis compensados. Trabajad».

«Que se rompan los lomos, sed todo hígados,
hablen con dejativa voz, sed sedentarios
como alondra que nidifica, con abundancia
de frutos en la primavera».

Los sagaces cibelianos son de Lombard Street,
londinenses al servicio florentino, e instruyen
sobre el fuego de Tofet y al niño de hinojos ante Molcoh.
«Quien no trabaja se vuelve niño turulato,
raquítico, sin pasión. Será castrado...
No sean cobardes, hijos de Merop.
No duerman, trabajen. Trabajad».
4-7-1990

Los chupasangres

La propaganda del Orden Apolíneo existe.
Desde el comienzo de la historia los llamó
al sacrificio. Al trabajo, a la obediencia, al deber,
al pago una vez al año.

La espinita se saca sin dolor cuando el partido
les convocan al paseo. Cada año
se premiará el buen esfuerzo
(explotación renal: la cura de la espina).

En el Carro de Febo, uno solo manejará,
el más sabio, laborioso y apto; pasajeros,
pocos van a poder viajar al paraíso,
pero trabajad, trabajad sin descanso.

2.

Contrario al alacrán que por la noche maldice
y que en la penumbra mata y se procrea
con los gozos de la Sociedad Permisiva,
contrario a él que estimula
la alada avispa social y daña lo mismo
que falta del pan diario, ella…
en la iracundia bohemia, cumple su parte.
Es una ménade en el antro de nudistas
y pornógrafos. Bajo luces ejecuta su desgarbo
de alegría. Su panal de hiel lo anida
o coloca a los cuatro vientos.

¡Es tan chismosa! Y orugas de abrazo
no permite ni arañas de posibilidad deja vivas.
A vuelos de mariposas las obstruye.

Blasfema a la luz del día.
Y no tiene mejilla en su diestra
con qué santificarse ni una garganta
o puerta para acceder al divino Ser,
vivo y concreto, que a la derecha
su nombre besa en la mejilla.

No fecundan los huevos; pero...
del macho, zanganote, se alimentan
en un apartadijo afótico, de miedos y rencores.
4-7-1990

1 comentario:

  1. Norma: Estoy muy agradecido por la linda edición que hicíste de mi poemario, su diseño de portada, y la gentil iniciativa que representa tu gesto. Gracias desde mi corazón por lo que haces como muchos autores que como yo no estamos en la literatura por lucro, sino por el deseo de compartir; además de que sin iniciativas como la tuya permaneceríamos desconocidos porque no siempre hay dinero para autopublicarnos ni mostrar nuestra labor.

    Gracias,
    carlos lopez dzur

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Carlos López Dzur, miembro de la Generación de Escriores y poetas del Setenta en Puerto Rico. Comenzó a publicar sus libros en los 80; educado en la Universidad de Puerto Rico, San Diego State University, Universidad de California y Montana State. La mayor parte de su obra expuesta en las redes de la internet. Se ha dedicado a la enseñanza de Historia y Filososofía Contemporánea y el periodismo. Tiene más de una veintena de libros escritos (prosa y poesía). Entre ellos, «Teth mi serpiente», «Tantralia», «Lope de Aguirre y los paraísos soñados», «Berkeley y yo», «El pueblo en sombras», «Heideggerianas» y otros.