La Barca de la Muerte

La Barca de la Muerte

Suban al bajel de la pocavergüenza,
menesterosos del afecto conyugal
y la familia unida, hijas de divorciados,
niños de medio tiempo, madres trabajadoras.
madres parciales, si Korea les dejó
sin marido, o les regresó un lisiado.

¡A subir!

Esta es la barca que se va
para el carajo y se llena de basura
y de tecatos, mariguanos de Vietnam,
negros ladrones, abusones de mujeres,
duques del No Hacer Nada,
dependientes eternos de Welfare,
llorones profesionales, vengan
que los Chulos de la Pobreza
tienen barca y acarrean
con lo que se llama el pobre,
el obediente, el apolítico
del ghetto.


Reagan a bordo

El mayor beocio entre los hijos
que a remo va a la Tierra del Ceporro,
Reagan se llama, Ronaldo, el fatulo,
mamacallos, insensato.

Es un rey en la generación
de la post-guerra, rey
para sus harones y guanacos.

Reagan fue tan feliz en los Cincuenta
que reinó con «Our Happy Fifties»
como slogan, oh ¡cuán felices
se dicen los que han sido los seres
más opresores de la Historia!

La televisión estuvo puesta,
invento nuevo, caja para zonzorriar
a quien ya, ceporro y huato,
va hacia el colmo del tontucio
y creerá en los discursos de soplones,
en el McCarthismo criminal,
dientes nefandos y sonrisas torcidas
después de la matanzas y los robos.


Mala distribución

Los símbolos son como Esaú: la cartera
llena de grandes cosas; pero el bolsillo
cargado con los frutos de Don Nadie.

Empero, yo, con la Muerte doy vida.
Con la Cesta, ágape, belleza, justicia.
Un universo sin soles que ardan
para forjar las mañanas,
el porvenir allí, en las civilizaciones,
allí donde el agua se empoza
sin canto de vida y poema, aminoácido;
¿quién si no la muerte lo echará de menos
cuando las voces injustas del hombre
invoquen su inutilidad?

Las carencias

... the self-construction of the «Me» as being a wholly wonderful thing
is becoming peripheral... What is fundamental to us, our sense
of ourselves, is utterly derivative: George Simmel

La cartera vacía, la carencia, la frustración
que resulta de forjar lo que ya no se tiene
es un conflicto mortal, letárgico.
Vida y forma combaten.

En un punto centralizado del «No Puedes»,
la tiranía ya está y amenaza al ser auténtico,
a la persona grata; los rufianes abstractos
se imponen con su ley, con sus ideologemas,
Entregan por entero el discurso del dominio.

Estos sí que son ladrones de energía,
ricos en verbos disconexos. Y, ¿a dónde
se fueron los malditos, cuyo oficio es amar
el Yo Puedo, restaurar una dialéctica del canto?

Ya no pueden preservar ni sus sombras.
Dejarron de persistir, ya no saben qué es vida
ni renta ni resistencia ni ocio. Van a perecer
como las masas y chocarse en arrecifes
y quedar molidos entre rocas de los sumideros.

Ya no saben lo mejor de lo posible.
Ni piensan como optimistas del carajo.
El Papa, el Rey, el hacendado y el Dólar,
todopodersos, abrió las centralidades del vacío.
6-12-1989

Para encadenar el pecado

«El hombre es el motor de una historia sin sentido, secuela
de un mundo absurdo y de un infinito fríamente indiferente»:
Dr. Luis Sánchez de Movellán de la Riva

Yo no soy cruel, Idelette.
Adquirí méritos; aplaudí a Crátos,
con Hefesto y Bía encadené
el Pecado, ese pecado original
que incapacita omnes et singuli
y Prometeo no admite
(él roba lo que no le pertenece
aunque sea por amor a los hombres).

En su lugar, yo lo cegué,
lo capturé para que Dios me premie.
Para que no diga: «Esto es mío»,
sea mi contrato racional
y mi idea regulativa, garante
de mi Estado, mi mundo.

No. Cegaré a los hombres
que Dios no quiere, Idelette.
Por Dios mitigo mis protestaciones.
Por Dios, hago todo lo que hago.
Yo sí estoy en la gracia,
en verdad que estoy capacitado.

Te bautizo con la bayoneta en alto.
Voy a tu Monte Santo.
Aceitaré tu piedra bruta.
Te templo, Cingulum, te batallo.
Come de este pan eucarístico,
hija salva, hembra elegida.

Los elegidos

Ven conmigo a Ginebra.
No necesitamos nada,
solo este amor, nuestro sencillo paladar,
tus piernas en mis hombros,
abrazarnos al fin como hermitaños
en las kamas del Desierto
y seguir predicando contra él,
el Prometeo igualitario,
ladrón del Olimpo.

No somos como ellos, Idelette.
Privilegiaremos lo diferenciador,
minimizaremos las similitudes.
Tú y yo fuimos elegidos.
Entramos en la gracia.
Ellos quieren sexo robado,
fuego al antojo, violencia
contra los cielos.


Hosarsipah

Lo que percibes como sufrimiento es, en realidad,
una oportunidad para el crecimiento: Betty Bethards

Hacia la plaza inmensa donde los obeliscos
se elevan a los cielos como palmas
y los templos como promontorios
de pulidas piedras permanecen
Hosarsiph va.

Lleno de fe aprieta el paso
y seiscientas esfinges lo interrogan.
El trayecto es un simposio con los dioses.
El dios único como un resuello
dice sus pocas cosas, pero las voces
en Menfis son estatuas de talla humana,
monumentos tan sólo.

Hosarsiph, sin embargo, del dios único
quiere que le hable cara a cara.
Curioso, indoblegable, sediento de magia
y de teurgia, él va al rescate de su voz
y camina y camina y camina.

Es tartamudo, pero en su corazón
Osiris-Aelohim es un guerrero,
el sol organizador de la energía,
el único entre soles y más soles.
¡El bailarín del alba de los Tiempos!

A la plaza de Menfis
como si fuera la ramera babilónica
dirá: Ciudad vacía, dioses de roca,
arcos de triunfos fatuos,
externalidad de todo y nada,
te aborrezco...

A la plaza dirá: me voy
con los niños que flotan en los juncos
del Nilo y en las cestas navegan
como simiñoca enredada en la corriente.
Va a maldecir los flujo de los abandonos,
a compedecer a los huérfanos y pobres.
Hará que nazca entre reyes
el linaje que ha crecido en el socucho,
la gente latigada y en penuria.

Me voy con los pisan el barro
y fabrican ladrillos para el faraón.
El delta me llama.
El grito de los esclavos oigo.
A la cita del Ibrim latigado comparezco.
Besaré sus heridas, limpiaré los enconos
del odio. A los obreros hoscos
hablará mi voz; con los de cerviz más dura
comeré y en su tabuco seré uno más.
Les diré mis secretos y mis cosmogonías.
La causa del judío será la mía
y bendeciré a los bodones,
hombres sin asilo y sin lecho.

Voy por Amón-Rá a soltar la coyunda
que a Israel sujeta y tendré mujer etíope
más negra que la noche
... porque no hay peor negrura
que quitar a Isis de los cielos
que le corresponden:
la Vida Universal de la Serpiente...

Hasta la plaza inmensa va
con la vara en su corazón, atravesada,
y él pondrá la soba a todo lo que huela
a tiranía: Asiria ha proclamado a sus reyes
los monarcas de los cuatro puntos cardinales.
Babilonia es la capital de los ultrajes
y los persas son horrendos émulos y sátrapas.
El Occidente es bárbaro.


2.

¿Quién romperá el ciclo del silencio?
¿Quién dará la unidad a un mundo
cruel y despiadado, sanguinario y terrible?
Hosarsiph ha dicho su primera palabra,
al fin y al cabo: ¡Heme aquí!
El mudo habló.
Por la calle va.

Sí, el levita mosaico, primo de Menephtah,
el recogido en la corte de Ramsés,
el que siendo sacerdote e inspector
de Gosen, mató al soldado
y llora su crimen y lamenta
como si fuera un verdugo
con ojos llenos de llanto.

Defendió al esclavo inmundo
que dice su dolor al anarquista
y el mundo es mudo, desorganizado,
y el homicida por la causa del dios desconocido
busca aliento, lee, escudriña, compadece,
y en el templo de Madián, favorito de Jetro,
espera y el tiempo pasa por cuarenta años
y Séfora está con él, lo anima:
Abre el Pozo de la Verdad. Estaré contigo:
el pozo del Viviente que nos ve...
9-29-1980

Isis / Isha / Varona / Evé

Aur: la luz inteligible nacida
del estremecimiento de la Isis celeste

¡No tiembles, Amado mío!
Hace cuarenta años que quieres conocerme.
Has callado para que nuevas palabras
estén en tu aliento; has desafiado
los barrancos de Horeb y en ayuno y anhelo,
a oscuras, entraste a las cavernas de Serbal.

Has visto a la mujer terrestre y Aisha
te dijo: Amame, porque voy a rodar
en los ciclos del Samsara.
Voy a trocar el éter en metano,
arderé en el fuego de la hoguera.

Leña seré para tu casa, aceite en la boca de los besos.
Voy a salir del Shamaim y seré agua en la nube y leche
y pezón y raíces sorbentes y miel y ajonjolí y limonada.
Voy a yacer en árboles como las monas y los pájaros.

Meceré en hamaca tus niños
y pariré con dolor, conoceré tus abrazos.
Seré la Mujer de Nuestra Carne,
tu sustento, tu esclava, tu alimento.
Te daré la manzana del lenguaje;
estaré desnuda y con las nalgas rojas
por deseo, por tu semen y raíces.

¡No tiembles, Amado mío!
Hace cuarenta años te esperaba y Hedén
ya está mordido y Hadama es la sustancia
de todas las tierras que esperaron primero.

Daré a tu intelecto su ser-acompañante, mi presencia,
y seremos uno. Sube aquí, pequeño de los grandes,
profeta del Sinaí, que los mudos hablarán y los sordos
son llamados a oírte y tu palabra es la Verdad
en el pozo del Viviente que me ve.

La Humanidad universal… Varona es…
descrita en todos los ciclos y poemas sagrados
y desnuda me recibirás en la Tierra Salvaje
que te doy.. ¡ve pues a la Montaña hacia el Horeb,
búscala y la facultad conceptiva será Evé
y yo seré la luz para tí!
Wa-noômer, Elohim iéhi aur,
iva iehi aur y tu, la luz serás para Ishshah.


We are ready for war!

This is a great challange of our time,
the storm in which we fly. History is,
once again witnessing a great clash.
This is no time for impatience and self-defeating
pessimism... We are ready for war!:
President George W. Bush

En los días que elegí para Tu Ofrenda,
días de recordación y espacios arquetípicos, Tu templo,
no dancé con tu cuerpo ni te orbité.
No pude invocarte ni en silencio.

Un nubarrón de luto estremeció mis venas.
El frío se aceleró de un golpe
en medio del repique de tambores.
No hubo voz que dijera:
La bondad es infinita.
La salva de cañonazos avanzó.

Asesinaban las palabras debidas.
O apropiadas. El Gran Discursador, rey-sacerdote,
nos ataba la lengua; él bebía sangre.

El día fue llamado Solemne.
Todas las prudencias convencionalizadas
acudieron, ocuparon el parque.
Se sentaron junto a la Gran Tarima.
Maat dejó que el Sol pasara sobre el Nilo.
Cursó así todas las esquinas,
examinaba el caudal, celosa
de la espuma, el musgo, las ondinas.

El presidente estaba allí,
perfecto guachinango con los ojos
fijos en escarabajos de la orilla.
El jefe de la CIA, el jefe de los jefes
del Pentágono, el Gran Estado
allí todos llegaron, solemnemente
vestidos, aderezados, circunspectos,
para ver a los deudos del Quebranto,
a los que necesitan la bendición
de autoridades temporales
y disputas rituales con lo Eterno.

Ataron con cornil a bueyes del deseo.
Calcularon el número de lágrimas,
se pidieron credenciales a los llantos.
Todo estuvo en su lugar,
en la zona segura, acordonada;
allí, con las pirámides de la Física Clásica,
presidía el Logos, el análisis,
el control absoluto.

A ninguno se quiso descalzo,
o con sandalias, ninguno con T-shirt,
ninguno con coleta o melena de desgarbo.
Ninguno que sea descortés que esté presente.
Ninguno que gesticule en bruto sea admitido.
Nadie con aretes en la oreja,
o tatuaje visible, se aproxime.
Nadie con angustioso rostro
o con olor a tufo, nadie con patas
de cabra, o tarros de cornudo.
Ninguno con dientes neguijosos.

Exento sea del podio quien no admita
los Nuevos Paradigmas y su noción del riesgo.
La guerra es lo sagrado, han repetido.
No se vea al penco con los ojos salaces.
No se tome una foto al que está espatarrado.
Evítese la escena del que se rasca
el orto. Todo debe ser perfecto.
Con objetividad racional, preformulado.

El día fue llamado Solemne.
Bush estaba allí, y la pobre Condolezza,
figurón marginal de la sombra,
y Colin Powell, el Neandertal
más ocre de la cueva, y Cheney,
quien buscaba su mirada
para hacerlo portavoz
de otra mentira, porque ambos,
uña y mugre, óxido de uranio tienen
por hemoglobina.


2.

La prostituta se apoya en el arquetipo del verdugo:
Maureen B. Roberts, PhD

A diez calles, por lo menos, te vieron...
Que me contaran no fue necesario, te corté el paso
y te llamé, pero cruzaste de largo.

Te metiste en una luna de maula:
eras la Maya que niega, la proyección
que engaña, la víctima que condena.

En la Harbor medio-vacía
por causa del evento, Memorial Day,
homenaje a grandes héroes
y familias crédulas al virtualismo entronizado,
te vieron y me cuentan que pasaste
comiendo de las culpas que los demás te transfieren.
Tú tomas y dejas, surtes y olvidas.
Este es tu consuelo, por lo menos.

Vestida ibas con gracia de tus nalgas.
Plata líquida en tus haldeares,
intensa virtud, tus piernas
y el movimiento de tu sieso,
¡qué delicia, mayativa, descocante!
Con fortaleza y audacia te exhíbes.
Con pantaletas azul celeste
de tu antiguo cielo, atrapas.

Robaste el privilegio de ir en desvergüenza por la calle
y echaste la escandalosa durante el Día Solemne
y estos robocops del Estado Vigilante nada dijeron
aunque díste la nota discordante,
ramera caprichosa, efeba desobediente.

A cambio de dinero admitíste la gumía,
la daga turca y la exacción, te díste precio
por vender jera y placer al mejor postor, así me heríste,
Luna de la tarde, madre de la noche.

Llevaste tus senos perfectos,
quirúrgicamente diseñados.
Tus labios como flechas de ballesta
daban besos. Tu saliva debió ser
como lava de volcanes porque
quienes te compran chupan del bote
y son felices. Se repiten en noches
contínuas de macanda
y tú con ellos, fletera,
y ellos contigo, son felices.

En los quintos infiernos no es donde te buscan;
eres ya accesible objeto de la calle, tu jarana lasciva
tiene hoteles a tu paso, coches que te llevan
donde quieras por servicio, nenorra.

Fuíste la única puta que salió a la calle
a proyectar su verdugo interno, amenazante.
Duro y parejo te dan y tú resistes.
Yo no. Te perdí, capulina, y estoy triste
porque yo también amé
tu araña venenosa
y sus precondiciones instintivas.

3.

Los sentidos son tus puertas hacia el éxtasis:
Tony Buzan

No soy yo quien te culpo.
No que haya dejado de quererte.
Yo abrí todas mis moléculas
cuando ví tu Luna llena y eras sacerdotisa
de tu propia llama; yo te llamé
Mi atracción, gravedad del ansia.

Te entregué mis ladridos.
Por un fulgor de tu aroma masturbé
cada espacio de penumbra, el que tú iluminabas,
porque eras ya Una en mí y yo contigo, el Todo.

Me enseñaste a agrandar mis pupilas
y me asomé a mil ventanas
cuando te posabas en la noche,
gentil mariposa caída a mis talones.

Nada te escandalizó entonces.
Tú, sin jerarquías, nada prohíbes.
Te dispensas, entera, peludona,
tersa como rosa de piel,
tenuemente naranjuda como papaya
y sandía, melón abierto,
para mutua algarabía.

Tú, espiona, por revelar el caos,
la compresión infinita
con su deliquio singular y dulce,
te pusíste a gatas y a danzar
locamente, a perderse, a clavarse
en giros del cósmico espín gravitatorio
y ¡gozamos pues que tarde fue!
tú, entorchada con el rabo a mi deseo;
yo, hundido en tu íntima anonimia.
¡El éxtasis! lo eterno.

¡Sí que fuimos dionisíacos
antes que se cumpliera la plenitud
de los tiempos del profeta;
sí que sabíamos de ángeles / sátiros
y de monismo puro,
sí que estuvíste satisfecha de la verdad
de tu cuerpo, tu templo femenino,
ovario ctónico, el monte santo
donde la zarza encendida fue pez
con hocico caliente y su estallido viscoso,
jalea del pan con que brindo, vino
que bebíste conmigo!

4.

Te alimentaron con miedo,
otrora fiera de nuestro amor gozoso.
Te vistieron con ansiedad mezquina,
animalito lunar que, a orillas
de los ríos entraste al agua
y me hicíste pescar tus pezoncillos
y comerte a besos.

Te dieron la enagua de la angustia.
Te cosieron el corpiño del enojo.
Te amarraron la rabia a las costillas.
Destruyeron tu unidad biológica
hasta esquilmar la hermosura
de tu interna noosfera.

5.

¿Ahora dónde está la magia
de lo cotidiano, tu divertida noción
de caos, tu guiño subterráneo
que cautiva, dónde está tu duende
que responde al mío, tu fantasma
que a nados me alcanza
en el fondo del agua,
dónde la vieja autoestima de zorra
que no vende sus verdades,
su sentido de honesta certidumbre,
dónde tu nalgatorio desnudo,
suave como pétalos, túrgido
por voluntad de forma y energía?

¿Dónde tu voz me da rugidos,
a dónde llevaste tu madriguera
cálida, tu feroz sustento,
tu espíritu-materia,
tu monismo puro?

6.

No te culpo, guerrera de demonios.
Quien arrebató tu riqueza innata
otro ha sido, sin madre,
sin olfato, sin ojos enternecidos.

Alguien fue que, extirpado de su matriz
de animal de bellota, ufano y de oquis
quiso hacerse hiperrreal
como el dualismo y odian al cuerpo
y a pequeños ángeles
que lo habitan, criaturas gozosas,
tiernas, energéticamente seductoras.

7.

En la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente
uno de cada dos muertos fue un no cambatiente.
Hoy día la población civil representa más de la mitad de las bajas:
Mary Kaldor

No quise ir con ellos,
personeros de ultraje, asesinos
armados en ventaja; ellos son
los que atacan tu presencia
y en tí vistieron luto.

Ellos matan a civiles indefensos.
Lanzan bombas que cercenan
a niños. A ciegas reparten
su homicidio organizado.

No les buscaré más
en la tarde en que la Luna asome,
en la noche en que sus brazos
extraño y me siento tullido,
diezmado, cercenado, por su ausencia.

Tú eres mi ofrenda, memoria verdadera.
Tú, puerca que andas en la calle
pensando que tu hermosura
es pingajo, tú, mi hostia sagrada,
que besuqueas a los nuevos Apolíneos,
intelectualmente arrogantes,
crudelísimamente hartos de sabotaje
y discursos triviales que sólo exaltan
al verdugo intelectualizado.

A Harbor Avenue, calle del vicio,
calle profana, donde ocultas coraje
e impotencia, y te vendes y engañas,
allí fuí a saberte; ahí a dolerme
con tu inmundo despilfarro de energía,
ahí a verte vivaracha y compartida
en tu doble vida del desastre.

Y, sin que dejara que nadie te ofendiera,
te busqué. Te llamé por tu nombre más divino,
Durga-shakti, Amada...
y te fuiste de largo,
sí, me desconocíste, Amada mía.

Esperan al asesino con amor

al conquistador Alonso de Ojeda (1465-1515)

Levántate, Alonso, que ya el olor
de nardos marinos, flores
húmedas y blancas, llama a la tierra llana.
Las navas te esperan en La Maguana.
Indios, de compasivo corazón,
te alabarán con nenias.

Por tu nombre preguntó Caonabó.
«¡Hojeda!», susurró él.
Su cuerpo, todavía molido a palos,
es penitente en conuco subterráneo de la muerte.

La naboría del Cibao,
en La Española, a la que avasallaste,
ladronazo, no quiere que mueras.
Los cadáveres no maldijeron tus huesos
por no verlos al lado de los suyos.
La materia es un residuo de creación.
Has de ser hijo / manantial / energía, explicaron.

Tu nombre fluye del Golfo de Paria
al Cabo de la Vela y en aguas de Urabá
navegan otras voces enconadas.
Allí te quieren muerto, diezmado
con gendarmes de la Nueva Andalucía.

En San Sebastián de Urabá
existirá La Colombia, tú serás el pionero,
pero en La Española se implora tu regreso.
«Vén, acompáñanos. Regresa».
Sin ojerizas ni mala voluntad,
te cantarán las Nenias.

Mataste a muchos, ¡ya basta!
y murió lo más valiente de la raza brava,
taínos que te dieron su oro,
su sangre,
sus mujeres
con el color del cobre
y que sufrieron, por obsequiarte,
el hambre.

«¡Hojeda!», ven a descansar
en la gran canoa, barca
que lleva al puerto de la dicha.

La muerte te hizo su necropsia,
estando vivo tú, vivo
y desdichado, olvidado
y triste, miserioso
y tosiente.

Los taínos se han reunido en La Maguana:
cantarán en areito, invocarán tu nombre.
Desde acá, se te ve flaco, hediondo,
en angustia y sin auxilio. No es justo.

«Regresa», balbucéan los que te creen
diosecillo todavía, blanco-barbado, nefario acaso.
Dignifícate otra vez para que mueras.
¡Hasta los oprimidos te amaron!

Y ninguno más que ellos, ladronazo.
¡Esos arauacos dulces, quisqueyanos!

Ejecutarán a Rodrigo el Judío

al Dr. Rodrigo López, judío portugués ejecutado en 1594

Van a ejecutar al judío
Rodrigo López.
En Londres se le juzgó muy sabio.
Isabel la Reina a él,
tan sólo a él, su médico,
abría sus faldas,
su corazón, sus escotes;
él podía auscultar entre sus muslos
y hartarse de pulpezas, hermosuras
de carne y dedear con caricias
magras, vaginales; a solas...

El quiso ser fiel, a pie juntillas
honesto, venerable, no como muchos
espías españoles que tramaron
llevar hasta la barca de la muerte,
a su gran reina, secuestrarla,
echar al mar su cuerpo
o violarla entre abrojos
y lucrar con codicia.

«Yo no confío en tí», dijo la Muerte,
hoy consejera en el lecho de la reina.
Miró a Rodrigo López, el médico.
«¿Acaso no te gusta su hermosura,
o no te tienta el poder y el ascenso,
gracias a Isabel, la Soberana?»

Descubrieron un complot
con idiomas extraños, gestos
de extranjerías que solapan su silencio.
Y sin prueba alguna que a él incriminara,
propusieron la horca. Van a matarlo.
La Muerte exigió aún más.
Una vez sea un cadáver,
el judezno que sea descuartizado.

La reina, inmutable, serena, ordenó
que se llevara la cena a su recámara.
No quiso ver a nadie, López me duele.
La Muerte ocupó la silla de la reina
en el lujoso comedor, diciendo:
«¡A comer! Comencemos».

Los cananitas de hoy

Gey Hinom: a place where Cananites sacrificed
their children to Ba’al

Donde coinciden los valles fui,
a las gehenas topográficas del mundo,
a los bellos paisajes, al Oriente de Qidron.

Aún voy y sigo yendo, regreso.
Ya no me importa morir y oír las voces
y añadir las mías, diciendo que a mis pies
suba la Serpiente de Malkut
y el sexo, en mi Yesod y, sobre todo,
luna y sol, y el juicio del perdón.

Quiero mi holocausto porque sigo
como oveja perdida del desierto
y mi isla se perdió también
entre chispas de fuego fatuo.

Yo, a la zarza, la hallé cuando se dijo
que el universo es una selva sin fín
y un imperio de bestias que depredan.

De la zarza se desprendió la chispa
y me quemó. Hoy, en el exilio, siento
que se me aleja el Netzach, por la anonimia.

Vida tras vida, entre humanos primántropos
de guerra, sordos y ciegos, pues no ven
ni zorra ni cordero, ni creen ni dejan creer
ni aman ni dejan amar, pervivo.

Cananitas de hoy a sus hijos sacrifican
en el Valle de Hinom.
3-12-1999

La Mano invisible

El Diablo tiene su propia idiosincracia
y le gusta vestirse de barquero,
navegar a los suyos en su barca de gloria.
Allí ví... hijos de la generación del Desastre,
hijos de la Mano Invisible.

Y escuché el diálogo de quienes creen
que la gloria reinvindica todo acto,
pues en el fondo se sienten fracasados.

Acaece de una buena vez
que si es que muero, será tu barca
útil a mis vindicaciones,
dijo un difunto, el más extraño
en el akasha de mis bitácoras y días.

Acaece que me incumbe estar vivo
en biología, en un espacio aquí
donde flotan las remembranzas,
y me aflijo por el Ser o No-Ser.

En esta barca me quiero, Diablo.
Dáme Tu palabra... Que, contigo
en el Timón, tendré destino,
viaje o regreso.

La riqueza de lo simple

Sólo desde el modo en que el hombre concede a la reinvindicación
del ser la palabra de respuesta, puede irradiar desde el ser
una reinvindicación de su dignidad: Martin Heidegger

Ser apropiante, dáme la reverberación
de los destellos para la esencia verdadera.
Que no conozca la inquietud de la carencia.
Que descanse sobre mí la riqueza
y la abundancia de lo simple
que, en la inicialidad, me precisa
como un niño digno de nacer
y como un nacido, digno de morir.
4-12-1988

La muerte de Marcianita

Marcianita Echeandía Font ante El Diablo

Desde lo ya-sido, mi voz
se hizo rebelde, secular, protestaria
y mi historia es la de una familia universal
(yo la llamé la Patria, el Ser-ajeno).

Voy con pordioseros, perros fieles, gatos
que me velan la falda, los libros
y una fruta y un pan
y un poco de mingalo.

Los textos oficiales no dan
mi corazón por bien descrito ni mientan
mi identidad, mis luchas, mis soledades.

Una razón tengo por verdad
y la arrastro por cubujones de la diáspora
y el universo ha sido, casi siempre,
indiferente; pero, no. No me lamento.

Crecí, hice cuanto me place;
me odiaron y me amaron a destiempos,
pero, ¡qué multiforme es la voluntad
y sus necesidades apremiantes,
qué misterioso el inicio de las verdades!

Todas ellas, con las asociables.
¡Qué maravillosa es la paradoja
del contínuo y aún el Acaecer
sin necesidad de obrar por cuenta propia!
3-2-1987

La generación autómata

A la generación de 1925-1945

En el siglo del Hombre Común,
ya no hay pleitesías ni ceremonias
ni rituales sobre la alfombra roja
de las cortesanías.

Al comienzo
la Generación Silenciosa
fue llamada la autómata,
babanca, hija de Cebollina, La Muda.

Nada tuvo de pre-olímpicos garbos
este Nadie de hoy, Don Nadie,
Don Salame, Don Pendejo de ayer,
San Petardo que apretujado aún va
en el puño de su Estatismo mentiroso
o en fantasmas de Altísimos Poderes,
lo Invisible, supremático...

A este hombre común, ¡pobre de él!
lo asechan todavía los envidiosos
de rango: místicos, parásitos,
mentes profesionales
obsesas con el crimen
y el altruísmo-destructivo.

El individuo está a merced
del Viejo Samarugo que define
el Deber, la Obediencia, el credo
desde su tribunal y su peluca blanca.

No se ha cambiado mucho:
estos seres que vienen a la barca
(con reclamos de gloria, Gil Vicente)
son infelices, letárgicos, torvos
inherentemente destructivos,
dictatoriales y creyentes
en las múcuras
de unos amigos ricos,
o parientes con poder.

Abren los ojos ante los abogados.
Saber de ley les dará prestigio.
De ley mosaica, talioneros,
se formó su concepto de glorioso,
del ser / tener
lo indispensable,
lo único, según lo piensan.

Quieren hijos con el título:
tú, por bobo, a la caña;
usted, por listo, abogado,
tú, por taruga, a coser y bordar,
a la cocina, a la iglesia;
usted, por fuñir y joder con los extraño,
financiero; tú, médico en la familia...

Ellas, lerdas, sumisas,
yeguas del zolocho, visitan
las sociedades (pocas intelectuales)
más bien, círculos donde, al fin y a la postre,
se destruyen los valores productivos,
se atajan los sueños con sustancia.

Sueños que se quedan colgados,
entre el hipocampo que los fija
a la memoria, utópicamente tercos,
y el sistema límbico, desafiante,
socialmente censurado.

Los silenciosos

Los padres son agresivos y tradicionales.
Los silenciosos no se tocan.
No se llenan de besos,
no se abrazan en las esquinas.
Quieren ser puros porque Dios
es la mano del Destino y tiene un rayo,
el cinturón del castigo,
la Vara con que ataca a los ruidosos,
a demonios antijupiterinos,
a niños, hijos suyos, raros
por darse besos, o descubrirse
a destiempo los genitales
y no escupir a otros.

Los padres quieren ser portadores
del pánico atenuado y la Política del Estado
(sólo que sin la Ceremonia del realismo,
o las parafernalias de la Vieja Monarquía);
pero «son los mismos», decía María Culito,
son los mismos porque, aún amando
suficiente, en demasía, se callan.
Castigan, dan palizas que matan,
sí, que la inocencia corrumpen
No piden el amor ni fiado.
No te dejan a crédito las caricias debidas.

Son los privadores del movimiento
(no te sacan los ojos, no,
ni te impiden que escuches
ni que huelas ni que hables),
pero te tienen a su lado.
para disciplinarte
y no perdonan.
Son rigurosos.

Te vigilan, silenciosa
y sospechosamente,
no sabes por qué lo hacen
si tu delito es tan poco.

En la generación equivocada

A Chilín y Marcianita Echeandía Font
y a Luisa Bottari Rico

Ellos no eran así.
Ni Chilín ni Marcianita
ni Luisa Bottari Rico, la jineta.
Nacieron en la generación equivocada,
víctimas de los mismos rigores.

Ninguno / ninguna heredó
el silencio, el Crátos del despojo
ni la talega pudrida que dan por karma
a mamacallos, hijos de su sangre,
Esa nostalgia de la cesta hermosa
(que las Cárites por alma te colocan)
sigue abundante, palpitada en ellos.

Ninguno / ninguna se quedó callado
/ callada / ante el hecho de que haya
que cegar a Prometeo y encadenarlo,
con cadenas que duelen todavía
llevarlas a la barca, subirlas
a las sendas de la Gloria.

2.

Chilín fue juguetón, travieso,
y Cecilio, el padre, le pegó con ganas.
Hay que ponerle vergüenza,
disciplina, infiltrarle el honor
a sus costillas, herirle su garganta
(aunque se ahogue y se vomite
sobre los senos oligarcas)
por las demandas del nuevo siglo,
el de La Muda,
la pendenga, zángana,
zopenca Democracia.

Había que ser muy duro.
«Es parte del negocio de este siglo»,
dijo Getulio, hombre exitoso,
sagaz entre su fraterío.

Se venció el anarquismo
con sus bandoleras manos,
su lubricado fajín; ya está vencido.

En las guerras, gana el que las puede,
con la ayuda de esa Mano Invisible,
Dios o los yankees,
dijo para que oyeran todos
y se hicieran obedientes, discretos,
mansos, pavitontos, mamacallos.

A mamá

... a mamá, Doña Yuya, que me dio
recursos de sobrevivencia y reconciliación

Dependiente de la existente Humanidad
no he sido nunca. Confié la esencia humana
a las manos que me heredaste, mamá,
manos en alzamiento productivo,
a mis hombros y mis brazos,
sucios y limpios, pegadas,
pero en objetividad incondicionada.

Con ella, lo inicial de mi historia,
se abrió cuanto más pudo
(yo jugué con la tierra y con gusanos
y me gustaba), admiré tus jardines
y tus huertos y bañar una perra
y a las gallinas, alimentarlas
con insectos, asesinados
o descubiertos con mis propias manos.

Salvaguardo, aún hoy, estos recuerdos.
¡Tus recursos, tu amor aprendido!
Me salen en los sueños con nobleza
cuando me visitas, desde del allá
de tus hablas, ahí de lo Eterno,
y todavía me hablas, aconsejas,
diviertes, cantas tus devociones.

A mi lado, a distancia, otros poderes
se hunden; otros que no son míos.
Otros son, con sus impotencias,
y que, como tales, desmayan
y caen en lo vil e inesencial de la vida.

Intrusos son que han llegado
sin voz reinvindicadora.
Invasores que venden, uno tras otro,
la Humanidad / la Patria
y que nunca dieron nada ni darán
(porque pocos han de servir
como entes preeminentes en su esfera).

Te tuve a tí que díste mucha vida,
tú, que sabes de la Cesta Hermosa
del alma y del fango divino
del Consuelo, la nutrición, los ciclos
de la Serpiente acariciante y su cueva.

Intrusos e invasores me olvidarán.
Pocos quedarán imprescindibles
para que el amor me levante.

Quienes activaron el olvido del Ser
no me vinculan a una voz
(ni estando muerto), ¿qué no será hoy
cuando prostituyen la esencia
que custodio, mi tierra natal,
la tierra de mis dignidades
y autoestima propias:
Puerto Rico.
2-3-1990

La mudez impura

Los sabios mueren, mas los tontos revientan:
Baltazar Gracián, El Criticón, crisi VIII., p.3

Verdes y biliosas son las mayorías
de tu Era de Silencio y mudez impura,
¿qué importa la energía que llevan dentro?
¿Qué importa esa inteligencia,
eficiente, organizada, si atrás se deja
the value of honesty, el valor
de las preguntas claras,
la esencia de lo imprescindible
compartida?

Ya no escuchan ni se interesan
en detalles; no contestan
si están prefiriendo el reto
sin importar consecuencia,
el riesgo que a veces cuesta
el ojo de la cara, el riesgo
del callejón a oscuras
y la boca del lobo.

Desollaron en vivo las comunicaciones
desde que existe la radio y la oreja,
el aeroplano, el tren, el correo,
la tecnológica creatividad en ciernes.

¿Qué importa cuán rápido aprendamos
quienes somos... nosotros, hijos
con potenciales, niños verdes,
con piel de fresca lechuga,
si ellos, padres duros, se frustran
al primer tris y nos reprochan
con verbos de estériles polémicas?

Los imprudentes

Vive para que digas al mundo que la ruptura
con la divinidad no será para siempre,
que no eres ya hijo de Merop, con su mente gangrenada
con pura propaganda. La resignación clínica
no será tu caldo de cultivo.

Muere para los lombardos porque desde las calles
de Londres te llaman y, desde Wall Street, cuantifican
tu precio y se hartarían de tus hígados,
donde el amor reside. Un día es un día
y no vale la pena desmelenarse uno llorando.

Llámate Pato Feo entre los demagogos,
los agitadores, los truhuanes y atrevidos
que manejan el Carruaje del Sol y como necios
se queman sus alas y se estrellan,
volcándose en el Orden del Desorden.

Dí que eres Luna y un poco triste
y un niño de Hinón con los labios de aloque,
pero un autarca en el fondo (que aprendió
lo que es suyo). Dí que eres una alondra
y que cantas y que preparas tu nidada
para la primavera.

El pluralismo cínico

A Eugenio María de Hostos, filósofo y pedagogo

Estamos en los bordes de la modernidad, trabajando
en sintonía con un tiempo de carácter post-moderno,
plural, polisémico, parcial en valores, hablas y sentidos:
Jean Lyotard

Te corresponde desde hoy, desde ayer,
como siempre, que asumas el Bien como deber.
Que evites el exceso instrumental de la Razón,
endiosada, ilustrada, envilecida.

Ya no temas al miedo. Sé valiente.
Admite arquetipos, tiempos puros de la mente pura,
más allá de la moral abstracta y la historia lineal
y el institucionalismo y las guías. El poder
es guía, pero no todas las guías. El poder ilegítimo
intimida, envanece, degrada, fosiliza.

Sortearé las amenazas con ansiedad fecunda.
Con sana alegría te daré el buen semblante.
Seré tu pan, tu sustento. Que no te complazca
la agresión, aunque mires lo que viene
con el posmodernismo: la neurosis de masas,
la democracia fundamentalista, la oligarquía,
el cinismo mediático, el Hombre-Bestia,
los relatos parciales y el relativismo absoluto.
Un todo se vale, pluralismo cínico,
porque la historia ha muerto
y no hay proyecto ni esperanza.

Te daré, por de pronto, el alma
de un caballo, veloz y hermoso, como ninguno
y verás que el tiempo no tiene magnitudes absolutas
y podrás esquivar los agresores, al que ultraja
la dicha y depreda tus afectos.

La muerte del tradicionalismo

Los obscenos, sinvergüenzas, ganapanes,
tiemblan cuando oyen el término: ¡La Muerte!
Díles que eres el optimista más grande la tierra.
¡El imperialismo va a morir como se muere todo!
Los creyentes de nacional-catolicismo,
las Falanges, el Tradicionalismo, sustentadores son
de Hobbes reditado, del Lobo depredante,
el lobo de la hoguera, el criminal en el fondo
de las almas… pero díles que la víste,
la Muerte es lo que es, justicia.

Les supíste la transición, el karma,
los cuerpos inferiores carcomidos de gusanos
y la angustia, esperándoles en un rincón
de nueva encarnación, el remordimiento aleccionado.

Díles que yo te lo dije, que sabes la ley
y te mostré el futuro, adviértelos con el poco / mucho amor
que es posible, cuando se afirma que nadie escapa
al Sí Mismo, a lo auténtico, al campo abierto.

Un demonio llamado Franco

Murió Franco, viejo impuro de Gracae.
Gato por liebre muere. No muere una paloma blanca.
Un carnicero inhumano, matapueblos, se remuerde,
no es un poeta amado por el duende, no muere
un espíritu real, con espíritu domado por iglesias,
o la vieja clase dominante. Caudillaje por la gracia de Dios,
eso no existe, eso es turbio, como una vieja torva
sin encías, como un varón que lega el falo blando
en la arcilla vehemente de la vida.

Es imposible un hombre vertical,
digno de ser llamado el justo, el noble, el ávido,
cuando la masculina concreación lo convoca
a los sentidos, y se dedica a reprimir
la vida no infecta del Isvara, lo inmaculado,
lo unitario, el dulce beso de la vida,
el ser eficaz del mundo que engendra
la voluntad de decir SI y No en el Ahora Eterno.

Hablo sobre tí, Francisco Franco,
Generalísimo de las hienas, el demonio de los aires
sobre España; hablo de los que dijeron Comunión
y en la tradición sembraron cadáveres y presos
y el Opus Dei que no bendice si no a tecnócratas
pagados por la sangre, hartos de acoso,
hablo sobre enanos como Aznar, los herederos,
vendepatrias, imperialistas, fachos.

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Carlos López Dzur, miembro de la Generación de Escriores y poetas del Setenta en Puerto Rico. Comenzó a publicar sus libros en los 80; educado en la Universidad de Puerto Rico, San Diego State University, Universidad de California y Montana State. La mayor parte de su obra expuesta en las redes de la internet. Se ha dedicado a la enseñanza de Historia y Filososofía Contemporánea y el periodismo. Tiene más de una veintena de libros escritos (prosa y poesía). Entre ellos, «Teth mi serpiente», «Tantralia», «Lope de Aguirre y los paraísos soñados», «Berkeley y yo», «El pueblo en sombras», «Heideggerianas» y otros.