La invención del alma

La invención del alma

Me inventé el alma, moneda por moneda,
hasta que de la mar, como cartera vacía
o botín de sales y espumas, no quedó
por fuego ni la mínima llama.

El último pez se tragó el cosmos.
Microcosmos es mi alma, mi núcleo,
un holograma, el espíritu. Entonces,
descansé en paz y Muerte, tú conmigo.

Cerré los tianguis que son olas.
Mis talleres cerré, burbuja por burbaja.
Y me dije: Príncipe del Reposo.

2.

Como mercader de muchos mundos bajo el agua,
sobreviví las cuarentenas y me hallé en el vientre salobre
de la noche u se hjizo el día de escapar, bien vomitado
con el deseo cabrón de hablar al prójimo
y comprar / vender los secretos de la espuma
que sólo se aprenden del Seol, lleno de vida.

Por eso, inmortal / mortal, soy la perla de los años.
Sedimento incrustado en la boca de la Gran Quimera.

3.

Vencí las algas y las sedes minerales
(la demencia que no tuvo palabras y devine,
contínuo, evolutivo, reencarnate, como el varón divino,
conocedor de todos los rituales del oleaje
y las delicias subjetivas del Verbo,
o soy Nabi, Kalu, Mosheh
y, en cuanto tales, te cosecho, boca de trueno.

Defino no espacios meramente lineales.
Voy por lo ilimitado, lo infinito, no sólo sucesivo
y analógico, simétrico. Lastimo el caos,
robo en los mercados de la onda y sé secretos
que grita desde el aire un pez que saltó
hasta el infinito y se trepó en las galaxias
con alas invisibles; él robó el fuego
y derritió los témpanos del alma
y volvimos a fluir y avanzar
sobre las estepas bálticas y eslavas.

Nos detuvimos en los fiordos noruegos
y buscamos los chapuzones interiores
en los mares de Armenia y Anatolia
y se hallaron mis palabras nuevas
más allá del Mar Caspio y los ríos
Dnieper y Volga, donde dí señal
y sílabas de sueños al inventar el Salmo,
el grito de contento, la elegía y la protesta,
la malicia, la consigna, la erótica,
el interior sobreviviente.

Hoy sigo en la tarea. Navegué por la Estigia.
Ví las aguas del remordimiento, ahogué
una porción de recuerdos, pero no mi perpetuar
que oye. Ese lo traigo en el silencio que habla.

El ladrón sublime

Hurto la vida al por mayor
y mis clientes me roban, hurtamos
mutuamente compensados.
Les comunico epidémicos modos del habla
para fugarse del cadalso, la cámara ardente,
el Gran Sacrificador, Kasher,
la hoz y el martillo (estalinismo),
la prisión, el fusil, la horca, el garrote
y la Torre de Londres.

Los herederos de Joaquín de Fiore
la historia del mundo la quieren para sí,
el Orden de la Monarquía por voz del Rey
es Edad el Padre y es él quien roba y reparte
y el Hijo, «pico de oro», cree que todo lo merece
y en repúblicas bananeras, anárquicas,
corruptas, plutocráticas, esconde
su avaricia, su tráfico de influencias,
su ausencia de probidad y de justicia.

Todo lo quieren para sí,
hijos descritos por Joaquín de Fiore,
hijos de Rey, al que le llaman Padre,
hijos de la República a la que llaman fraternos
(¡sí!, fraternos hijos de la chingada).

Mis ladrones no se esconden.
No es vergüenza robar el Espíritu.
No es vil tarea admitir mutuamente
y hacer espacio para él, en la carne.

2.

Ser ladrón en negocios su pasión cobra.
Su precio conlleva. Los hipócritas se acercan
para que yo les regale mi espíritu
y les llene sus carteras de poesía.

Entonces, ¿qué hacer si no pasarles
gato por liebre y enviarlos a su cuarentena?
Este germen de Hesychia es contaminante.
La lepra verdadera es este tránsito epidémico
en el vientre de Jonás, en el dolor del profeta.

Pero sólo en este trámite se muere
en el Yo que cesa, te aniquilas
sobre un altar, junto a la divina presencia
atestiguante, originaria y pura.

La reencarnación

All poets are Jews: Marin Tsvetayeva

Fui en la unidad de la cuna montañosa
y las grandes distanciasmme fueron
separando en noches de siglos.

Fui el primero en escribir la lengua báltica
con carcajadas lituanas y resquicios albanos.
Soy hitita y frigio, proto-indoeropeo.

Río en el Lejano Oriente de Tocaria
y en el valle siberiano, frío cachondo
con dientes de navaja y mudas y cansadas

cuarentenas, a oscuras, entre huesos
más enormes que los míos, me silencio.
Larga historia tenemos los pescadores,
los navegantes, nuebos dueños del pez
y las nerviosas y fugaces musas de los ríos.

Los sepultados en ballenas miramos
la vida del estómago; buscamos las costillas
al cosmos y, claro está, sorbemos
de la pegajosa abundancia de la grasa,
la álbumena y el bíos. Apredimos
a usarla para las vivas tortas
y los dulces casabes.

Y trovamos la gran canción de los puñales,
las leznas, las adargas y la kurda mercadería.
¿Para qué callar la metarulgia si echamos
piel de bronce en Remedello, Gaudo y Rinaldone?
¿Para qué negar la Tumba de la Viuda
y las mulas cargadas de cobre?

2.

Vivir para no conocer es pérdida de tiempo
y el tiempo es oro. No robaré oro desconocido
de manos sin sudor, sin cuarentena.
Hurtaré, desde hoy, tiempo para mi danza,
pulcro tiempo. solitario e íntimo.
para lo más bonito y eficaz del misterio:
el dolor que se transforma en vida,
su duración que es gozo.
Su visión, que es poesía.

Mito-poema

Te abriré, mitopoema
porque estás más allá de habla caprichosa.
De estas murallas secas donde la gente
come vidrio y escupe lajas.

Yo sí creo en el Jardín con manzanas
de núcleo medulares e ígneos.
No me quedo sobre fiambre de tejones y espejismos.
Yo sí quiero la muerte, la vida, y seré un revendón
de estas verdades, los frutos.

Solazaré mis dedos por las grietas.
Buscaré la semilla, lo Eterno.
El que escrutó los grumos, las espinas,
y dijo «me es suficiente», no sabe de tus colores
más bellos, no sabe decir: «¡Existes!»

A corte de machete, dividiré las horas del presente
y los objetivos que guardaste dentro de la pepa.
Cantaré cuando el sol se despida desde esta orilla
a la pulpa blanda como vientre, com alma.

Habrá objetivos que no pueda decir todavía
que son míos, hortalizas prohinidas por ahora.
Las dejaré crecer y madurar para mí.
Vendré cuando me digas, renaceré.
Y sabré que hay sustancias para otros ojos
que me llevan ventaja, viejos almas
con eterno espíritu y cuyas gargantas
ya no conocen amargura; una visión estuvo
inserta en las estrofas del origen.

Ibris

Cuando fuíste primitiva, originariamente diseñada,
Vida, fruta del cosmos, me díste deseo,
miedo, voluntad sobreviviente, ¿pudíste entonces
ser más generosa? Fuíste principio desatado del bíos,
el forcejeo con los mitocondriones y el desbordamientos del Ibris.

Pero los que te vieron ayer, sin la usanza de golpes de pecho,
y lamidas frívolas y ascos y ñáñaras, ¡mucho más
de tu dulzura, fruta del Todo, han conocido!
Son los pioneros de tus devociones,
bayas del placer infinito, vainas de la Delicia.

2.

Soy un pedacito de presente que te invoca.
Y pelaré tu cuerpo, fruta del cosmos, con este beso,
con afán, mordiéndote de tal modo que cuando estés desnuda,
sepa que eres la causa de todo lo que existe.
Que vencíste la fromulación arbitrraria y opresiva
de lo adjetivo a este mundo y los filosofemas
de la historia, mi pasado, mis muchas vidas previas
modiendo la pulpa, sin mecerte en geotropismos de la aurora.

Ya no son necesarios ni sistemas ni epistemologías
para quererte entender lo que das, fruta tras fruta.
Eres la vida-muerte, el final del comienzo, nada más.
Se goza de tu amor al primer bocado.
Y, como flor entre dientes, se muerde en tu gruta
y en tus vísceras, por la ternura precisa,
el necesario alimento.

8-2-1997

Marco Antonio y Cleopatra

Al despertarse en la mañana
(porque ha sudado el luto de la noche),
mire a todos lados, dice Marco Antonio.

Los ojos de Cleopatra
tendrán que ser sus lámparas.
Añore, adivine, busque ese olor
que en la cocina del mar navega
como si anunciara al apetito
el caldo más gustoso,
el plato de la honra.

Desvista a tal deleite
(dice Marco Antonio).
A la nariz, desposítela
bajo el mismo descanso
que la boca disfruta,
llenándose de pelos.

Sepa que es ella
que sale hacia los deltas más ricos en aras
de sus sueños más escondidos e inéditos,
peregrina entre pirámides de la mar.

II.

Cleopatra hierve, condimentada,
con la espesa y sólida carne,
grata de aroma, dulce a los labios.
Sumérjase en el hambre de probarla,
dice Marco Antonio;
hágasela de desayuno y cena.
No se detenga. Cocínela.

Subviértala en sazón bajo sus costillas
y cíñala al gesto de sus manos, con gusto de canela.
Que aprenda la ternura con que su boca la quiere
y el rigor de la vara que manda en el apremio
su vientre es femenino y no tiene sequedales
sino traviesas barranqueras
para el cordero que se niega al degüello.

Ella es el gneis, lo más profundo,
gaia que hierve en el plato fecundo de la tierra...
(¡que no se enfríe, dice Marco Antonio,
ni cese su empeño de comerla!)

III.

Encímesele para cortarle a besos todas sus venas
y chupar las leches de sus misterios juveniles.
Que ese guisado exótico se quede consigo
cleopatriándole en su nueva patria de delicia.

Para mi plato se hicieron sus caderas,
dice Marco Antonio.
Ella es la nalga que salva.
El corpus que habría de venir.
La prometida Vulva Celestial.

No hay otro paraíso que dejarse oprimir el vientre,
llenándose epicúreamente de ella y de su ombligo.
El banquete de sus huesos
sobre nuestros hombros, rechupados tobillos,
salados por nuestra boca
y pantorrillas en alto, convertidas en cielos...

Ponga una cucharadita de malicia
a esa fusión de algas y olas,
a esa entrega de maromas marinas.
No es tanto una guerra la que lucha.
No es una venganza.

No es una agresiva avanzada de la adrenalina
para sembrar telarañas en la sangre
y vergüenza en los nervios.
¡Es un regreso a la patria de Cleo,
un consumo, un banquete,
el repartimiento de secretos callados
que la carne tiene y que, con amor, despiertan!

«Pero no la pierda», dice Marco Antonio:
Cleopatra no aparece de ordinario!
No se le tiene siempre.

Ella no se tienta con el primer baboso que la invoque,
ella no pide la mirada prestada ni se mira en cualquiera.
Los ojos que ella trae, borrachos de ahínco,
tienen ganas de salvarse
de la estúpida obviedad que la circunda.

Son rivales del falso amor
y del diseñado sub-comportamiento
y por eso son dos lámparas quemantes,
y por eso son las rutas al suicidio
y a la redención incomprensible.

IV.

Cuando Cleopatra ilumine su mañana
y el hambre le torture, con ansias de bocados
apasionadamente nuevos y emergentes,
sedúzcala sobre las alfombras,
dice Marco Antonio,
en los pasillos de las oficinas,
en los estacionamientos,
en los ascensores o en los parques públicos
del ansia, en la privacidad de las torres
del anhelo que se pinta imposible,
a los cuatro vientos de los mares...
y ésto será delicia en la boca del áspid
y, sin duda, complicidad de amantes,
que han hallado, por fortuna,
la forma más perfecta y sabrosa de matarse.

La habladuría

La cosmovisión postmoderna postula el fin de los grandes relatos
y el camino inverso a la universalidad que la Modernidad pretendía
instaurar, dando origen a un pluralismo neoliberal, donde el pasado
y el futuro ya no existen. No hay explicaciones que trasciendan
la historia, porque tampoco ya hay historia. No hay proyecto:
Nadia Sabrina Koziner


La habladuría es el proceso final
ante estas imágenes, otrora sagradas,
porque había un hombre arcaico,
el poeta, recaudador de tiempo mítico
y de fe. Uno que amó regenerarse
e irrumpir como el ciclo de la primavera.

Ahora su muerte se adujo a simple biología.
Cayó, con rara pertinencia, a la historia
como quien dice la estela y su pira
que en la tumba cortado fue
en trocitos, inconexos y tragado a zancadas
por la prisa del sepulcro, menospreciado
sobre extensos plexos de opresión cotidiana.

La habladuría le quitó lo sagrado
dizque porque existe la Razón fundamentadora
y el progreso que en la Historia se dispara
linealmente y lo flecha en un futuro
que no siempre es gozo, sino la repetición
del fracaso, guerras que dan el mismo resultado,
pero se invocan como muertes colectivas
para el tiempo profano.

El desafío del guerrero

A Extor Herníque Martínez,
poeta y crítico mexicano


En desafío pelaré una fruta de tal modo
que mi deseo sea su materia como conciencia autónoma;
la pelaré en secreto, como ladrón que se esconde;
callaré para que mi silencio sea creativo
y vea, tras apariencias, un imperio de espíritu
en todo lo que existe y el amor es la ternura precisa.

Rechazaré, aunque no lo diga, por cautela
ante el poder que nos valora, casi siempre injustamente,
la miseria del presente, sus de-construcciones
arbitrarias, sus desenmascaramientos paranoides,
estalinistas, sus muertes económico-sociales,
sus asesinatos culturales, sus entierros
que atrofian la psiquis, los rituales,
los nuevos esclavizamientos.

Con cuchillo que hoy no es pedernal
ni es luna menguante, la aspermia se gotea
sobre la Urania, adiós dice el ocaso al ritual
de vida. Nada valida el testamento seminífero
de la palabra justa y la vivencia clara.
No hay guerrero que vayan dignamente
al nuevo cielo vibratorio. No hay Walhalla.

Nadie palpa con dedos jugosamente ávidos
la circular majestad del Sueño Vivo,
también se estuvo muerto
en la biológica dimensión de la papaya.

La muerte social

Hoy se muere más que ayer,
se muere más que la bestia que no sabe
que muere, pero mira su alma.
Se vive menos para sí. Lo atrapan.
Con menos libertad se siente el hombre,
con más violencia trova sus despedidas.
La muerte es ya social,
síquica, externa, fruta amarga
de la angustia.

El individuo se empeñó en ser honesto
en todo cuanto podía. Se hizo autocrítico
y protegió su compasión como al Tao.

Con lo que no contó es que un demonio oralizado
y poderoso que vivía en la atmósfera del mundo
(en las esferas cool, light, políticamente correctas),
cónsono al civilismo, lo tontearía sin descanso,
cotidianamente, con las mañas aprendidas
de la fruición pasiva, el receptor guandajo
con su control remoto y su caja idiotizante
llena del olor del pop-corn y mantequilla,
juicios de fabulación para la tabula rasa
de los entontecidos.

Los desinformadores

Las cortinas musicales del drama,
los golpes del tamborín del sobresalto
se pasean por las orejas del amigo.
Lo tildan ya de impersuadible y terco.

El demonio bullanguero pertenecía a los «medios».
A los autorizados que preconizan las condiciones naturales
de lo dado, lógico-posible, equilibrios sociales que lindan
con lo desconocido y aterrador entre comillas.

Tú confirmarás lo que te dije. Te vas a portar bien
y agradecido con la moral del rating. Con tu boca
te mofarás del demagogo. Insultarás a los ilusos.
Te harás eco del poderoso en turno...


De lo contrario, el portavoz de los medios y Don Nadie,
asesorándolo con escándalo, a él también le sacaría
los ojos con un control remoto; le cortaría la lengua
con un cuchillo, la tajada de un pan Bimbo,
o una daga telenovelesca, lacrimosa,
y una vitriólica rutina de vídeo-apocalipsis
o nacas bobadas del Chavo del Ocho.

Y así lo hizo. El hombre honesto no creyó
a los paladines de la Noticia al Desnudo.
Ni a la Opinión de Altura del análisis mediático.
Salió en los periodicos, sí y, en gran escándalo.
Su carro lo arrolló un autobús de pasajeros.
Un llamado de su celular lo distrajo.

Los vendidos consagrados

Bendita boca tiene el que lee de los prompters.
El que tiene ojitos verdes, charisma de labios,
y es blanco y se encobarta, y su voz modulada
valida las intensidades gratas,
confianza de quien escucha,
credibilidad por lo que dice aunque sea
el Día del Inocente y del Santo Disparate.

Quien no ofende a Dios ni al Diablo,
al noticierista se parece, con multinacionales
de la comunicación conserva sus colmillos.
Atemporal emisario en medio de este mundo
será: por cuanto el mundo es...
cruel, brutal, impiadoso, corrupto,
manglar que apesta por mundano,
hervor que hierve con pánico del Hades.

Santificados los exorcistas de la tele
que todo lo respaldan con el vídeo y estadísticas
que tienen para todo aún para el sinsentido
de los dizque prudentes y lo inhumano
de las divas divinas y los niños inocentes.

Santificada sea la libre expresión.
Ellos globalizan el misterio del poder
y ponen lo cercano distante y lo lejano
tan próximo, a la mano; ellos calman el temor,
espantan la muerte, nos reposan, nos llenan
de la adicción de oírlos; piensan por nosotros
y nos consuelan, porque ya no sabemos
pensar ni consolarnos...

La muerte mediática

Todo parroquiano... ingenuamente cree lo que le dicen
como lo que realmente sucede: Rafael Bautista


Prisa de hacer justicia tienen los piadosos;
prisa de hacer «sentido» tienen los comerciantes
de la muerte (cuando es el pueblo quien produce el sentido).
Pese a lo agónico y extraño que sobrevive en su miseria,
prisa de que no se mueran los ideologemas dominantes
(por el bien del tranquilo y piadoso receptor
de informaciones), tienen los actores
de la guerra de los medios: la tele, el cine, la radio.

Hay círculos de sabios y expertos neosocráticos,
tecnócratas de enjundia globalizadora, círculos
de empresarios que vuelan con halcones,
políticos que sin the mass-media
no son nada, hay que inflarlos para que tengan aire.
Hay que acercar una silla para que pongan el culo
Muchos son lo que hablando se pedan
y cuya voz, (le)trina.

Artífices de conflictos sin base.
pero el escándalo en los medios vende
y resucita al torpe ego que explora sus apoyos
en el pueblo ignaro; prisa de fanfarrias y banquete
con los «triunfadores»... tienen las ratas,
las voces de cagarriches, hoy vestidas de payaso,
radio-tele-animadores; wanabees de distintas razas,
colores y torpezas, raleas consagradas
por la complicidad del pueblo miserable;
en conjunto, piolines, cucuys, radiombembas,
voces de mala muerte en el aire, la irreverencia,
el insulto, lo soez, la pretensiosidad
de los panchos del rancho.

Los aurigas del nihilismo

Moral virtue had no aplication to the really intelligent man,
the philosopher… What Nietzsche called the Superman, or
the next man, Leo Strauss calls the ‘philosopher’…
The philosopher / superman is that rarae man who can face
the truth: that there is no God, that the universe cares nothing
more that an insignificant speck in the cosmos, which no
sooner began, that it will vanish forever without a race. There
is no morality, no good and evil, and of course any notion
of an afterlife is an old wives’ tale: Tony Papert


Se revolcaría en su tumba con dolor si te oyera, Leo,
el Maestro divino, Platón para quien la Verdad
y Realidad son la misma cosa: recuerdo de las Formas Eternas.

Se dolería todo aquel que entienda la existencia paradójica
de principios eficientes, noosféricos, que el ojo
de la bestia ignora, que a los sentidos físicos
pasan sin haber sido aprehendidos. Ciegamente,
nos ciega la parte concupiscible de las almas.

Se dolería por verte sin virtud, sin el conocimiento
que renueva el plumaje y el amor que sana
el sufrimiento, mucha gente, aún aquellos
que son teórico-críticos
del reduccionismo senso-perceptivo.

Demasiados conflictos te desalaron, ¡pobre Leo!
Infiel has sido. Hay mucho más que los cinco sólidos
platónicos y las aparentes regularidades estadísticas.

Hay, sobre todo, las noosferas que van por encima
de senderos cartesianos y euclídeos y los axiomas
de organización de espacio-tiempo.

Hay más que juegos al azar de maniqueos,
más que cultos neocátaros del «El Elegido»,
más que bushismo y neonazis,
y elegíste el modelo-financiero veneciano,
la impura sofística de la Torre de Marfil,
el Pentagonismo, el fundamentalismo
de grupos secretos y privilegiados,
en el Poder Malnacido de los yankees.

Entre el octavo y noveno estadio de los encarnados te veo:
tu alma es la de Gorgias, el sofista, el demagogo
que, autoelegido, se convierte en tirano.
Pero ya... has servido bien a los Hapsburg, al Imperio
de Metternich, austro-húngaros, a eslavistas
seguidores de John Locke y sus dogmáticos,
a saqueadores del Estado-nación soberano,
a globalistas con el puño agresor y aspirantes
de megapoderes imperiales; ya te santificaste
en las podredumbres, escupíste al pobre.

Auriga eres de un caballo imprudente y desbocado.
Artesano eres del abdomen: padre putativo
de los hígados pudridos y el alma
que por la fama y la riqueza se desbordan.

Filósofo no, no te acercaste a lo bóveda celeste
ni víste el episteme; dudo que hayas viajado
en compañía de los dioses (la Razón)
a conocer Formas Eternas, lo real y verdadero.

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Biobibliografía

Carlos López Dzur, miembro de la Generación de Escriores y poetas del Setenta en Puerto Rico. Comenzó a publicar sus libros en los 80; educado en la Universidad de Puerto Rico, San Diego State University, Universidad de California y Montana State. La mayor parte de su obra expuesta en las redes de la internet. Se ha dedicado a la enseñanza de Historia y Filososofía Contemporánea y el periodismo. Tiene más de una veintena de libros escritos (prosa y poesía). Entre ellos, «Teth mi serpiente», «Tantralia», «Lope de Aguirre y los paraísos soñados», «Berkeley y yo», «El pueblo en sombras», «Heideggerianas» y otros.